Consejos prácticos para sobrevivir a una oleada de calor

Negacionistas y politicuchos varios se empecinan en avisarnos de que lo del Cambio Climático son imaginaciones nuestras y casualidades varias. Como también dijeron que la economía mejoraría, conviene tener en cuenta unos consejos prácticos para sobrevivir a una oleada de calor.

Cómo combatir el calor

Las altas temperaturas producen sudor.

¿Qué tienen en común Vladimir Putin, Donald Trump y Mariano Rajoy? Entre otras muchísimas cosas, los tres han negado en el pasado el cambio climático; el español aludiendo a un primo suyo, aunque años después se desdijo como quien no quiere la cosa defendiendo en la Cumbre del Clima de París que estábamos “ante el mayor reto medioambiental” (el más coherente… ¡el estadounidense! ¡Aún no ha rectificado, ni tiene ninguna intención!).

Digan lo que digan los políticos, cada vez resulta más complicado sobrevivir al verano, por las agobiantes olas de calor que se desatan. Según los científicos, a mediados de siglo se habrán multiplicado por diez, y algunos países en Oriente Medio y el Norte de África, podrían llegar a ser inhabitables en los próximos años. Se impone ir pensando en comprar ventiladores.

¿Conseguiremos sobrevivir? De momento, conviene seguir unas recomendaciones básicas y consejos prácticos para sobrevivir a una oleada de calor.

¿Qué alimentos se deben comer cuando se desata el calor en verano?

Consejos y recomendaciones

Consejos y recomendaciones.

¿Qué hacemos cuando suben demasiado las temperaturas? Se impone tomar varias medidas. En primer lugar, se debe tener mucho cuidado con lo que se come. Lo mejor que se puede consumir es todo lo que aporte agua al organismo, es decir, frutas, verduras y hortalizas frescas. Se impone hartarse de ensaladas, y de recetas apropiadas para esta época como el delicioso gazpacho. El cocido, mejor dejarlo para el invierno.

El cuerpo debe estar bien hidratado, por lo que se debe tomar una enorme cantidad de agua fresca, al menos 2 litros al día (también vale el zumo de frutas). Beber a todas horas, aunque no se tenga sed. Todo esto puede parecer bastante básico, pues es lo que pide el cuerpo.

Quizás no sea igual de obvio que resulta desaconsejable –por mucho que insista la publicidad– decantarse por las bebidas azucaradas, o que tengan cafeína, básicamente porque no quitan la sed (e incluso pueden provocarla). O sea que cuidado con la chispa de la vida, no vaya a ser la de la muerte. Por norma general, se aconseja no excederse demasiado con el alcohol. Atención a las comidas que lleven ensaladilla rusa u otras salsas que se contaminen con facilidad. Mejor no usar el horno, claro, si se dispone de jardín… ¡que empiece la temporada de barbacoa! Los helados, mejor si son sin azúcar, artesanales o fabricados en casa con máquina.

Otros consejos para proteger la salud

La mayoría de reglas básicas para protegerse del calor que ofrecen los expertos están dictadas por el gran pensador Perogruyo, pero aún así conviene recordarlas, para no pasar por alto ninguna. Se recomienda no vestirse como Morticia Adams o las hijas de Zapatero, mejor los colores claros, y la ropa ligera. A veces no se puede evitar coger el metro en hora punta, pero está claro que no es lo más recomendable en julio. Los valientes que se atrevan a hacer ejercicio, mejor a primera hora de la mañanita, o por la noche, cuando ya se haya puesto el sol.

Para mantener la casa fresca, se pueden utilizar enfriadores. El aire acondicionado sirve de gran ayuda, está claro, pero no conviene tenerlo puesto todo el día, pues reseca el ambiente. Si no se dispone de estos aparatos eléctricos, durante las horas de luz se deben dejar las persianas bajadas, para que la casa no se convierta en un invernadero. Por la noche se pueden levantar para que entre el fresquito de forma natural (también se podrían abrir puertas). Para dormir, mejor usar sábanas de algodón, pasar de la colcha es una buena idea.

Grupos de riesgo que deben poner más atención

El calor no afecta a todas las personas por igual. Existen individuos más frágiles, que tienen que tomar más precauciones:

Personas mayores. Por norma general, su salud es más vulnerable. Peor si viven solas, pues a veces pueden tener problemas para poner en práctica las medidas adecuadas.

Personas que sufran enfermedades. En especial las cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorias, renales, neurológicas o diabetes. También quienes estén medicados (sobre todo con psicofármacos, pero también con anticolinérgicos, antihistamíticos, etc.).

Disminuidos psíquicos. Algunos podrían ser incapaces de protegerse sin ayuda.

Niños menores de cuatro años. Como cabe figurar, no tienen todavía la suficiente consciencia de que el calor les está afectando. Las sillas de paseo y cochecitos de bebés deben disponer de accesorios para prevenir el calor.

Personas con sobrepeso. El incremento de la grasa corporal altera el mecanismo físico-biológico de regulación de la temperatura. La concentración de agua en su cuerpo también es menor, por lo que este grupo debe extremar la seguridad más de lo normal.

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