Cuando compramos un queso hay que saber leer la etiqueta, considerar su calidad, tener en cuenta la conservación y saber cómo se corta según su forma y consistencia.

El queso puede ser considerado como verdadero “concentrado” de leche, con un valor nutricional muy alto. Es rico en calcio, fósforo, vitamina A y vitaminas del grupo B. Por la energía y calidad de los nutrientes que aporta, el queso se debería considerar un plato y no un postre o condimento.

Comprar un queso de calidad

Para evaluar la calidad de un queso, se necesitan todos los sentidos. El gusto y el olfato son los primeros, pero también la vista y el oído pueden tener su opinión. Con la vista se puede decir si un queso ha envejecido bien: el color y la textura del queso son indicadores útiles. El oído requiere más ejercicio, pero es lo que los expertos utilizan para comprender, por ejemplo, la respuesta sonora de un martillo de acero sobre un queso. El tacto ayuda a proporcionar la sensación de que vamos a masticar un queso duro o suave, según su consistencia sea compacta o elástica.

Los que tienen experiencia en el tema, pueden diferenciar entre aroma y olor de un queso. El aroma es lo que se percibe oliendo el queso y el aroma llega a la nariz desde la boca, durante la masticación.

Leer la etiqueta de los quesos

A menudo, el etiquetado de los productos que se compran envasados sólo nombra tres ingredientes: leche, sal y suero. Con esta información no se puede saber si se utilizó leche cruda o pasteurizada, grasa animal o vegetal.

A veces se declaran otros ingredientes no deseados, como conservantes y agentes de recubrimiento, como por ejemplo, la parafina sólida, que si bien no es mala para la calidad del queso, hay que retirarla y evitar comerla. En una tabla se muestra la información nutricional, como el aporte energético, proteínas, carbohidratos y grasas; a veces también se refiere al contenido de otros nutrientes como el calcio, fósforo y algunas vitaminas.

Conservación del queso

El almacenamiento adecuado de los quesos incluye bloquear la maduración para mantener las características organolépticas y para defenderlo de los microorganismos externos que conducen a un deterioro de las propiedades higiénicas.

Para el almacenamiento de los quesos, la mejor solución sería un lugar sin luz, ligeramente húmedo, con una temperatura constante de 6-7 ° C. Pero no todos poseen en casa una bodega adecuada. En la práctica, se recurre a la nevera, donde se colocan los quesos en el lugar menos frío, envasados individualmente en contenedores de vidrio, bolsas, láminas de plástico o aluminio para que no se mezclen los sabores y aromas. Algunos quesos, como la mozzarella, se mantienen mejor si se sumergen en un recipiente con agua y sal.

A menudo, en los hogares, los quesos se toman de la nevera justo antes de consumirlos y por lo tanto aún a baja temperatura (7-10 ° C). Desde el punto de vista sanitario esto es absolutamente correcto, ya que el crecimiento de los microorganismos es más rápido a temperatura ambiente, pero lamentablemente estas son las peores condiciones para una degustación de quesos.

A esta temperatura tan baja se “salvan” sólo los quesos frescos, los quesos picantes resultan demasiado picantes y los semiestacionados dejan la sensación de mantequilla en la boca.

Lo mejor para degustar mejor el queso sería sacarlo de la nevera media hora antes de ser consumido.

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Un corte para cada queso

Cada queso se corta en un modo distinto, dependiendo de la forma y la consistencia. Los quesos redondos, se cortan en triángulos; los quesos rectangulares, primero a la mitad y después en fetas; los ovalados o redondos se cortan en rodajas, empezando por el extremo más pequeño.

También hay productos que no requieren de corte. Algunos quesos de reducidas dimensiones pueden ser colocados directamente en la boca u otros de consistencia muy cremosa, pueden ser recogidos con cuchara.

La variedad de quesos es muy amplia, desde los tradicionales hasta los típicos regionales. Los hay con sal, sin sal, con distintos contenidos grasos y fortificados con algunos minerales.

Cada queso es único y de acuerdo al estado de salud, y bajo consejo médico, seguramente se encontrará el queso apropiado para cada dieta.

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