Bertrand Russell: la filosofía, la duda liberadora y el conocimiento del mundo

El pensador británico Bertrand Russell (1872-1970) abordó con gran lucidez varios problemas filosóficos y cuestiones sociales de enorme importancia en el siglo XX. Para el autor de “Los problemas de la filosofía” existen numerosas cuestiones, varias de ellas de gran trascendencia para el intelecto humano, que estimulan una duda liberadora indispensable para impulsar del deseo de conocer el mundo.

Los problemas primordiales

Esos problemas que destaca Russell permanecerán sin respuesta para los humanos a menos que su inteligencia y facultades cambien radicalmente. Por ejemplo, es primordial resolver la cuestión acerca de si el cosmos cuenta con algún propósito o bien si su conformación se debe más que nada a una azarosa dinámica de los átomos.

La cuestión de la conciencia y la vida en el cosmos

Russell también coloca en este mismo campo de interrogantes capitales el tema de la conciencia, acerca de si es algo que forma parte del universo de manera natural, lo cual sería un paso para un desarrollo ininterrumpido de la sabiduría, o es algo accidental en un pequeño mundo azul, la Tierra, que tarde o temprano dejará de tener las condiciones propicias para la vida. No menos importante, de acuerdo a la visión de este pensador británico, es el asunto de si el bien y el mal tienen relevancia para el cosmos en su conjunto, o bien si solo lo tienen en el ámbito humano.

Cuestiones sin respuesta

Se trata de preguntas, observa Russell, que son formuladas por la filosofía y que los filósofos contestan, cada uno de acuerdo a sus propios criterios. Podría parecer, observa Russell, que tanto como si es factible hallar de otra manera las respuestas, como si no, ninguna de las soluciones que ofrece la filosofía puede ser demostrable como verdadera.

Russell y la gran misión del saber

Sin embargo, Russell pondera que, por pequeña que pudiera ser la esperanza de encontrar respuestas a estas cuestiones primordiales, el intento por solucionar estos problemas es una de las grandes misiones de la filosofía y más aún suscitar otras interrogantes de tanta relevancia. Desde la perspectiva de este pensador británico la filosofía tiene como uno de sus objetivos básicos abordar estos problemas, revisar diferentes maneras de solucionarlos y preservar vivo un interés especulativo por el mundo, el cual puede terminar por ser aniquilado, si los humanos quedan confinados en un conocimiento capaz de agotarse.

La filosofía como generadora de preguntas

De acuerdo a Russell, la filosofía, aunque es incapaz de responder con certidumbre cuál es la auténtica respuesta a las dudas que despierta, consigue sugerir varias opciones de reflexión capaces de ensanchar el conocimiento y el pensar, liberando nuestra mente de la tiranía de la rutina. Russell subraya la manera en la que la filosofía, si bien aminora las certezas acerca de lo que son las cosas, hace que aumente nuestro conocimiento acerca de lo que ellas pueden llegar a ser.

La filosofía, remedio contra el dogmatismo

La filosofía desde esta óptica es el remedio perfecto para combatir el dogmatismo que por lo general padecen quienes nunca se han atrevido a experimentar la duda liberadora. Russell afirma que la filosofía conserva vivo el sentido humano del asombro, capaz de presentarnos los fenómenos más normales desde una perspectiva novedosa y estimulante.

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