Arquitectura de líneas verticales, vidrieras de colores y grandes rosetones, naturalismo en las esculturas y pintura sobre tabla caracterizan al arte gótico, un nuevo estilo que rompe totalmente con su sucesor, el románico.

Esquema de una catedral gótica. Imagen by Solbaken

La Francia del siglo XII es la cuna del arte gótico, resultado de una transformación socioeconómica y de la evolución del pensamiento del hombre en la Baja Edad Media. Sin embargo, el gótico (término peyorativo empleado por los tratadistas del Renacimiento que hacía referencia a los bárbaros, o lo que era lo mismo, godos) no se extiende de la misma manera por todos los países de Europa por lo que no es fácil establecer una misma cronología.

Características del arte gótico en arquitectura

La arquitectura vivió una auténtica revolución con la llegada de este nuevo estilo; atrás quedaban monasterios y templos macizos que apenas dejaban espacio para la iluminación. El gótico emplea altas torres en sus catedrales, muchas veces rematadas con agujas y/o pináculos. El color se manifiesta a través de las vidrieras que cubren los muros por lo que desaparece la pintura mural; retablos y tapices son los nuevos protagonistas.

El arco apuntado (estructura curva que une dos columnas o pilares) y la bóveda (cubierta que cubre el espacio entre muros) de crucería ojival son los principales elementos constructivos que concentran y desvían el peso hacia los arbotantes y contrafuertes.

La escultura en el arte gótico

La rigidez y los rostros inexpresivos del viejo románico desaparecen para dejar paso a la naturalidad y el realismo que caracterizan a las esculturas góticas. La mayoría de ellas, figuras alargadas con policromía, aparecen en el exterior de las catedrales, aunque también las hay, aunque en mucho menor medida, en el interior de los templos.

Arte gótico: vidrieras y pinturas

La pintura se concentra en los altares. Así surgen los ya mencionados retablos que narraban historias de santos. Los personajes ya no se mueven sobre fondos abstractos; ahora paisajes, anécdotas y detalles minuciosos dan forma a unos relatos de colores brillantes.

Las vidrieras, pequeños trozos de vidrio coloreado que se colocaban sobre el dibujo previo de un pintor, permitían esa búsqueda de la luz tan característica del arte gótico. Los colores son muy vivos desde sus inicios, con un claro predominio del azul y el rojo sobre amarillos y verdes.

El gótico español

Durante la Edad Media fueron frecuentes las relaciones entre España y Francia (además, el Camino de Santiago traía numerosos visitantes) y a finales del siglo XII llegan las primeras señales del gótico a las construcciones españolas: mayor altura de las naves y los arcos apuntados.

A la arquitectura gótica española le falta altura si la comparamos con la francesa. De hecho en las catedrales de Cataluña y Baleares no hay predominio vertical. Cabe destacar la bella Catedral de Palma de Mallorca, enorme en altura y anchura. Construida durante tres siglos, su altísima nave central obligó a la colocación de espectaculares contrafuertes haciéndola única en su exterior.

Castilla y León, bajo la influencia francesa, levantará en sus mesetas sorprendentes catedrales con un estilo definido a la perfección: la de León cuenta con uno de los conjuntos de vidrieras más importantes de toda Europa; la de Burgos, fiel al esquema francés, actualmente resulta compleja debido a los añadidos de los siglos posteriores; y la de Toledo, con cinco naves en lugar de las tres habituales en el gótico, destaca por el ancho más que por la altura.