El baño en aguas termales propicia un aumento de la temperatura corporal que favorece la oxigenación y la circulación sanguínea, elimina toxinas y mata gérmenes, mejora la hidratación de la piel y su regeneración, facilita las digestiones y estimula el funcionamiento del aparato locomotor. El termalismo se ha convertido en una filosofía que busca el bienestar en perfecta armonía con lo natural. Desde sus origenes en épocas romanas, el ser humano ha tratado de sacar el máximo partido a sus propiedades terapéuticas y curativas.

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Antiguas termas romanas – Imagen de sardegnacultura.it

Los baños existen desde que el mundo es mundo. Los descubrimientos más remotos de construcciones dedicadas a los baños de aguas termales datan del año 2.000 a.C. en India, utilizándolos tanto para fines terapéuticos como sociales.

Griegos y romanos, estos últimos precursores de los actuales balnearios, conocían los poderes benéficos al margen del carácter social, lúdico e higiénico que tenían las termas y en ambas sociedades era todo un ritual dedicar el tiempo de ocio a tal menester. A mediados del siglo XIX el balneario se convierte en centro de reunión de la alta sociedad y el termalismo, como tratamiento curativo, se impone.

Actualmente la balneoterapia vive una etapa dorada y la tendencia es crear entornos atractivos donde se pueda pasar una temporada de vacaciones y relax con o sin tratamiento de aguas. (Haz click aquí y verás ofertas de spa y balnearios en Atrápalo).

En España existen más de dos mil manantiales de aguas mineromedicinales y se ha convertido en el país con más establecimientos termales en Europa, habiéndose convertido estos en un importante resorte para el turismo en zonas rurales donde más habitualmente se ubican hoteles-balneario. En este enlace accederás a los mejores precios en estancias en estos establecimientos.

Tipos de aguas termales y sus propiedades curativas

Cada tipo de agua está indicado para el tratamiento de una afección diferente. Las aguas de composición sódica son estimulantes y las sulfuradas son beneficiosas para la piel (la psoriasis, dermatitis y enfermedades provocadas por hongos), el aparato respiratorio y locomotor.

Las aguas ferruginosas favorecen la regeneración de la sangre, mejoran los estados anémicos y actúan positivamente sobre problemas dérmicos y son ideales para periodos de convalecencia; las radiactivas tienen efectos sedantes y analgésicos para combatir el estrés, la ansiedad y las depresiones y las sulfatadas tienen efectos laxantes y diuréticos.

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Bañistas en el baneario natural de Arnedillo – Imagen de casasruralesamigas.blogspot.com.es

Las aguas bicarbonatadas son recomendables para problemas del aparato digestivo; las carbónicas estimulan el apetito y favorecen el buen funcionamiento del aparato circulatorio; las carbonatadas estimulan las secreciones pancreáticas y  se consideran idóneas para problemas gástricos; las aguas con cobre tienen una acción antiinflamatoria.

Y, por último, las aguas cálcicas y ricas en zinc ayudan a la regeneración de la piel con exceso de grasa. Mientras que los baños continuados y repetidos estimulan el sistema inmune y regula las funciones glandulares.

Beneficios para dolencias y enfermedades y precauciones que se han de tomar

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Dos personas se dirigen a tomar unos baños termales – Imagen de YouTube

La relación de enfermedades o dolencias a las que se aporta numerosos beneficios es extensa. Los baños actúan directamente en afecciones reumáticas (reumatismo crónicos, artritis reumatoidea, artritis psoriásicas, artrosis en columna, cadera, codos o rodillas, reumatismos metabólicos y secuelas de traumatismos) y trastornos crónicos del aparato respiratorio (asma bronquial crónica, bronquitis crónica, laringitis, sinusitis y faringitis crónicas)

Así como en problemas cutáneos resistentes a terapias habituales (curas con aguas termominerales a pacientes con eczemas, psoriasis y dermatosis), diabetes, dolencias ginecológicas y perturbaciones del sueño y estrés.

Tanto embarazadas como enfermos del corazón deben extremar ciertas precauciones a la hora de tomar baños para evitar mareos o bajadas de tensión, mientras que para todos los públicos se debe evitar estar más tiempo de lo aconsejable (no más de 45 minutos), ni tomar varios baños en un mismo día y guardar dos horas de digestión después de las comidas antes de una inmersión.

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