Siempre que hablamos de energías alternativas para el automóvil, lo primero que nos viene a la cabeza es la electricidad, por la apuesta de muchos fabricantes por este tipo de vehículos. Pero existen otras posibilidades como el gas natural que poco a poco se van conociendo.
La electricidad no satisface de momento todas las necesidades. La autonomía de los vehículos que anima es escasa, alrededor de 200 km en el mejor de los casos. Los tiempos de recarga son largos y, sobre todo, son vehículos bastante caros de adquirir. Por otro lado, los híbridos, que utilizan un motor eléctrico y otro térmico alimentado por gasolina o gasóleo, son una solución complicada, y casi siempre se desarrollan para rebajar los consumos de coches de alto nivel.
Por otro lado el hidrógeno está llamado a ser el combustible del futuro para, mezclado con el oxígeno, proporcionar la energía eléctrica necesaria para movernos y no depender de un enchufe. Sin embargo todavía deben solucionarse los problemas del almacenamiento, costes de producción y suministro, para que en un futuro a medio-largo plazo esta excelente tecnología se difunda en gran escala.
El gas natural, un combustible con mucho futuro
Pero desde hace mucho tiempo ha existido un combustible opcional a los derivados del petróleo, incluido el GLP (gas licuado del petróleo). Estamos hablando del gas natural, un combustible con unas enormes reservas en la naturaleza y que hasta ahora sólo estaba disponible para su utilización industrial y limitado por la Administración que impedía un uso privado.
Seat ha sido de las primeras marcas que apuesta por el gas natural y junto a Gas Natural Fenosa ya ha desarrollado dos modelos que lo utilizan y que ahora se ponen a la venta. Nos referimos a una versión TGI del León con 110 CV de potencia, y el Seat Mii Ecofuel, un vehículo muy ciudadano de 68 CV.
El gas natural, es bastante más barato que la gasolina o el gasóleo, prácticamente la mitad y su utilización reduce por lo tanto los gastos de combustible. Por ejemplo, 100 km con un León de gasolina de similares características al TGI, el 1.2 TSI, cuestan 6,49 euros, con gasóleo, el 1.6 TDI se baja a 4,20 euros, mientras que con gas natural el coste para ese mismo recorrido baja nada menos que a los 3,46 euros.
Las emisiones de estos motores a niveles de CO2 y de los perjudiciales NOX son bastante más reducidas y gracias a que los motores de estos dos vehículos solo reciben modificaciones para mejorar su resistencia a los mayores rozamientos internos, se pueden utilizar indistintamente con gas o gasolina. En realidad nosotros no podemos elegir el combustible que utilizamos. Siempre que tengamos gas en el depósito, nos moveremos con este combustible, pasando a la gasolina cuando este se termine.Los cambios en estos vehículos incluye el montaje en fábrica de los depósitos para el GNC –Gas Natural Comprimido- que en el caso del León no cambia ninguna de sus características iniciales. Mantiene su depósito de gasolina de 50 litros, añadiendo otro especial en el que se pueden introducir hasta 15 kg de gas. El Seat Mii Ecofuel si cambia con relación al de gasolina convencional por su más reducido tamaño. Su depósito de gasolina se limita hasta los 10 litros únicamente, montando un depósito para 11 kg de gas natural comprimido.
La autonomía de estos dos modelos se amplía entonces hasta los 1.360 km en el Seat León y únicamente hasta los 600 en el ciudadano Mii. El precio de estos dos modelos arranca desde los 21.210 euros para el León y 12.240 euros sin ayudas ni descuentos. Los precios del León son similares por cierto a los de un coche diésel equivalente. Este compacto sólo se ofrecerá con carrocería de 5 puertas o el familiar ST.
Sin embargo y a pesar de que necesitamos realizar alrededor de 50.000 km para amortizar la diferencia de precio del León TGI frente a un León TSI de gasolina , lo que se plantea a priori como un inconveniente, existe otro problema que creemos más importante todavía para que este tipo de vehículos prolifere rápidamente. El número de estaciones de servicio que tenemos a nuestra disposición. 39 en toda España y, por ejemplo, sólo 5 en Madrid. Mientras esto no cambie, la difusión del Gas Natural Comprimido entre los conductores será limitada, a pesar de que como hemos visto, tiene ventajas muy notables.