El otoño es una época de cambios. La vuelta al cole, el trabajo, la rutina, son en muchas ocasiones, la dosis de realidad necesaria que nos obliga a replantear prioridades y el coste de oportunidad viene en forma de ruptura. Descubre las claves para superar una ruptura tras el verano.
Recordar los buenos momentos: la parte más difícil de la ruptura
Terminar una relación no tiene porqué ser traumático. Muchas veces nosotros nos convertimos en nuestro peor enemigo activando los recuerdos negativos y eliminando lo bueno de la relación. Es un proceso compulsivo que no hace sino acrecentar un sufrimiento innecesario. Recordar lo bueno siempre resulta más funcional, además acabas tomando perspectiva de la situación.
Generar pensamientos positivos: ser consciente del beneficio tras la ruptura
Alimentar el cerebro de pensamientos positivos permite madurar y crecer como persona. La ruptura también puede convertirse en el momento de reorganizar nuestras vidas y establecer nuevas prioridades.
Cuidar la alimentación: alimentando el cuerpo se alimenta la mente
La ruptura muchas veces se refleja en el cuerpo en forma de abandono o dejadez. Es momento de cuidar al máximo la alimentación para no acabar enfermando por algo que es natural. Dejar de comer solo empeora las cosas y comer en exceso genarará sentimientos de culpabilidad y no merecimiento que acabarán no solo con tu salud física sino también emocional.
Ejercicio físico moderado: hacer ejercicio aleja los pensamientos negativos
Una rutina de ejercicios permite sacar fuera toda esa energía que ha quedado bloqueada en el interior y, por lo tanto, inacabada. Sacarla permite cerrar un ciclo de forma saludable a través del deporte que más te guste. De otra manera, esa energía queda enquistada y trae aparejada la frustración.
Darse permiso para sentir: intentar olvidar solo atrae más recuerdos
Crear un espacio de contención para ti mismo/a permite sentir las emociones sin que estas tomen en control de tu vida en cualquier momento. Un espacio seguro de agresiones tanto externas como internas, te permitirá conocerte mejor y tener más recursos para gestionar tu propia vulnerabilidad.
No buscar culpables: no hay culpables
Una relación entre dos personas adopta formas muy diferentes y depende de la idiosincrasia de cada uno de sus miembros. Buscar el culpable de una ruptura es como meterse en un callejón sin salida del que nadie sale entero. La culpa solo es funcional cuando permite tomar conciencia a quien hirió y aprender a no volver a hacerlo. Cuando buscar culpables se convierte en obsesión, la salud se resiente en forma de quejas somáticas y deterioro de las relaciones interpersonales.
Alejar sentimientos como la vergüenza: todas las heridas se basan en la herida de la vergüenza
La vergüenza es el sentimiento más poderoso que existe. De ella nacen la especulación y el caos. Responde a una serie de elementos culturales de un sinfín de generaciones que se solapan en nosotros en forma de límites y frenos que no hacen sino alejarnos del equilibrio a través de una serie de creencias que poco o nada tienen que ver, muchas veces, con la realidad.
Respetar tu ritmo: aprender a vivir bajo tus propias reglas sin presiones
A veces el mayor problema consiste en que no sabemos vivir solos. Ya sea por la cultura transgeneracional o por un estilo de apego inseguro o ambivalente, el caso es que acabamos concatenando relaciones en una espiral de destrucción donde el amor acaba brillando por su ausencia.
Aprender a estar solo es todo un descubrimiento necesario antes de adentrarse en cualquier relación sana. Sin prisas ni presiones de ningún tipo. Respetando tu ritmo y viviendo bajo las normas y pautas que tú eliges, lejos de influencias externas y convencionalismos obsoletos.
Ya sé que una cosa es la teoría y otra muy distinta la práctica; que cuando se trata de sentimientos contener y crecer está a la cola de sufrir y padecer. Si te encuentras en esa situación de duelo por una ruptura aquí va “Guía para superar una ruptura”, llena de consejos prácticos accesibles y sobre todo realizables elaborados por alguien que ha pasado lo mismo que tú.
Si te encuentras en mitad de un bloqueo y crees que la situación te desborda descubre “Y…ahora ¿qué?”. Para encontrar las fuerzas perdidas y sentirte acompañado/a durante el proceso por alguien que también lo sufrió y, mejor aún, lo superó.
Si estás inmerso en el camino de reconstruir tu vida con bases más sólidas “Mujeres malqueridas” te puede ayudar.