En su nuevo trabajo, Francisco Narla recupera el sabor de las clásicas novelas de aventuras mezclando naturaleza con historia. “Donde aúllan las colinas” tiene como protagonista a un lobo en la Galicia de la época de Julio César.

Portada de “Donde aúllan las colinas”.

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“Era el último de sus escondrijos. Empujados por los cazadores, habían ido adentrándose más y más en la espesura de las arboledas. Alejándose del hombre. Y, en lo más profundo del bosque, allí donde los zarzales se volvían casi impenetrables, entre pinos espigados que codiciaban un rayo de luz, bajo un alero de granito que sobresalía amenazando caerse habían encontrado la cárcava que un arroyo escarbara con las avenidas del deshielo”.

El piloto de líneas aéreas Francisco Narla (Lugo, 1978) se consagró como escritor con “Assur”, sorprendente novela histórica que se sitúa en la época de los ataques vikingos en Compostela durante la Reconquista. Continúa en el mismo género con su último trabajo, que esta vez transcurre en la Península Ibérica durante la dominación de los romanos.

Editorial Planeta publica “Donde aúllan las colinas”, en edición en tapa dura, con sobrecubierta, de 252 páginas. Sale a la venta al precio de 18,90€. También está disponible en versión electrónica, por 11,90€.

Sinopsis de “Donde aúllan las colinas”, persecución sin límite

El escritor Francisco Narla.

En Galicia, Lucio Trebellio está al frente de un grupo de legionarios que busca unas legendarias minas de oro. Para ganarse el favor de los miembros de una tribu de lugar, se hacen pasar por alimañeros ofreciéndose para acabar con los lobos que están acabando con sus ganados.

Mientras cumplen con su cometido, aniquilan a una loba embarazada. Pero la pareja de ésta, un macho enfurecido, perseguirá en busca de venganza a los soldados, mientras éstos tratan de regresar a Roma.

Reseña de “Donde aúllan las colinas”, sabor añejo

Esta vez, Narla recupera el sabor de las novelas de aventuras protagonizadas por animales más clásicas, muy en la línea de Jack London, en títulos como “Colmillo blanco” y “La llamada de la selva”, aunque utilizando un lenguaje muy lírico y sugerente, y un tono que a veces recuerda a los viejos cuentos y leyendas. Todo ello sin renunciar a su personalísimo estilo, marcado por fuerza a la hora de utilizar las palabras.

Novela de enorme originalidad sobre la ambición, que lleva al hombre a cometer barbaridades contra su entorno, y la lucha del hombre contra la naturaleza, se lee tan rápido que sabe a poco, sobre todo en comparación con “Assur”, la más emblemática del autor, de considerable extensión.

Marcado por una precisión histórica envidiable, se agradece el esfuerzo del escritor por lograr el máximo realismo. Basta citar un ejemplo, aunque se trata de un dato poco conocido, resulta que Julio César sí que estuvo en el norte de Hispania, tras ganar la Guerra Civil. A partir de los pocos datos de los que se dispone, se ha desarrollado un relato plausible.

Además, el personaje central se comporta como se puede esperar de un animal, a pesar de que tiene algunas reacciones (ira, compasión) que se asemejan a las que tendría un ser humano. El lucense se luce en las partes donde aparece el lobo, donde la acción avanza sin diálogos ni pensamientos interiores.

En cualquier caso, el verdadero valor del libro consiste en que transmite que ha sido elaborado para cautivar y entretener al lector, lo que le dota de un enorme encanto.