“Número cero”, reseña del libro de Umberto Eco

El gran Umberto Eco reflexionó en su última novela sobre un tema que un destacado colaborador de los medios de comunicación como él conocía al dedillo. “Número cero” habla de las malas prácticas del periodismo en un tiempo convulso en el que parecen haberse multiplicado por doquier.

El tiempo transcurre a toda velocidad, y resulta que pasaron cinco años desde la última novela de ficción (aunque sus trabajos siempre eran muy cercanos a la realidad) del experto en semiótica, escritor y comunicador Umberto Eco. Con “Número cero” levantó una enorme polvareda en su país, pues reflexionó sobre el papel del periodismo y la manipulación informativa en el contexto de la historia reciente de Italia, si bien lo que cuenta tiene un carácter claramente universal, sobre todo en los últimos tiempos, cuando los periódicos se han degradado aún más si cabe.

Mucho más corta que sus anteriores obras, también fue la más contemporánea, pues transcurre en Milán, en 1992, año en el que la política italiana cambió para siempre tras el descubrimiento de Tangentopoli y el Mani Pulite (manos limpias), el mayor proceso judicial contra la corrupción política italiana.

Lumen publicó en España “Número cero” en edición de 220 páginas, en tapa dura con sobrecubierta. También está disponible en edición digital.

Sinopsis de “Número cero”, el periodismo de mañana

“Número cero”.

6 de junio de 1992. Colonna, periodista cincuentón con una discreta trayectoria profesional a sus espaldas, recibe una propuesta de un individuo llamado Simei para que escriba para él en la sombra (lo que en el argot profesional se llama ejercer como ‘negro’) el libro sobre la preparación del diario “Domani”. Simei ejercerá como director de esta publicación que en teoría se adelantará a los hechos que van a ocurrir a continuación, analizando las consecuencias de los hechos recientes.

En realidad, el dueño de la publicación, el Commendatore Vimercate, no tiene previsto publicar realmente “Domani”, sino que lo más seguro es que lo utilice como medio de presión contra algunos rivales, mostrándoles lo que podría publicar, y después eche el cierre. En cualquier caso, un equipo de seis redactores bajo la batuta de Simei preparará doce ejemplares de prueba (o números cero) del rotativo.

Crítica de “Número cero”, retrato ácido de la realidad informativa

Umberto Eco.

En la que supuso su última noela, antes de su fallecimiento el 19 de febrero de 2016, Umberto Eco básicamente explica al gran público lo que cualquier periodista, estudiante de Ciencias de la Información, o seguidor de los medios conoce muy bien: que no es necesario inventar hechos para manipular la realidad. Basta con seleccionarnos, con sugerir, dar a entender… Y lo hace a través de su particular estilo, tan dinámico como condensado, repleto de humor sarcástico de tintes bastante negros. El libro se lee de un tirón, y tiene un gran valor también por sus numerosas notas metaliterarias en las que entre otras cosas pone en solfa a los escritores actuales por su exceso de citas en detrimento de experiencias reales.

Pero sobre todo critica los elevados índices de corrupción de una sociedad en la que el periodismo tendría la obligación de ejercer el cuarto poder y denunciar los excesos de los otros tres. Sin embargo, esto no se lleva a cabo por numerosos problemas, entre ellos que a los que escriben los rotativos no les conviene enemistarse con nadie, lo que impide denunciar por ejemplo las sospechas de que un local se utiliza para blanquear dinero. También se protegen a toda costa (incluso aunque ello implique descartar algunas informaciones) los intereses personales del dueño de la publicación, y lo que es peor, éstos dan lugar a la autocensura cuando son sus empleados los que se echan atrás ante cualquier posibilidad de dañar mínimamente a los mismos. Ocupa un lugar destacado en “Número cero” la tendencia a salirse por la tangente recurriendo a la teoría de la conspiración que fascina tanto a los creadores de textos periodísticos como a sus lectores (uno de los personajes desarrolla una completa conjetura sobre la posibilidad de que Mussolini no muriese en 1945 y se exiliara fuera de Italia, concretamente en Argentina).

Como cabe esperar el panorama que pinta es desolador. Además, se deduce que Umberto Eco tiene bastante estudiadas situaciones que se han dado en Italia desde hace muchísimo tiempo, pero que empiezan ocurrir de forma exagerada estos días también en España. A muchos les hará rememorar sucesos muy actuales, sobre todo cuando muestra lo fácil que es levantar sospechas sin ni siquiera aportar datos negativos sobre un individuo, sino simplemente poniéndole en el punto de mira.