La jovencísima Eleanor Catton ganó el Man Booker por “Las luminarias”, extensa obra que recuerda a las novelas realistas del XIX, concebida para lectores actuales.

El Premio Man Booker está considerado uno de los grandes de la Literatura. Destinado a una novela en inglés de un escritor de un país de la Commonwealth, se han hecho con él autores de la talla de J.M. Coetzee, Julian Barnes, Salman Rushdie o John Banville.

Sin duda supuso una sorpresa de enorme calibre que fuera a parar en 2013 a Eleanor Catton, por su edad (sólo tenía 28 años, por lo que es la persona más joven que lo gana), y porque se trata únicamente de su segundo trabajo. Nacida en Ontario (Canadá), aunque de nacionalidad neozelandesa, ya llamó en cierta medida la atención con “El ensayo general”, su primera novela, premiada con el Adam Award, merecedora de elogiosas críticas, y que ha tenido éxito en diversos países.

El origen de “Las luminarias” reside en un viaje que realizó la autora con su padre por la costa oeste de su país, lugar muy relacionado con la Fiebre del Oro, reconstruida en el volumen.

“Las luminarias” ha sido publicada en español por Siruela, en edición rústica con solapas, de 808 páginas, que sale a la venta al precio de 26 €. También está disponible en edición digital por 11,39 €.

Sinopsis de “Las luminarias”, Fiebre del Oro en Nueva Zelanda

Portada de “Las luminarias”.

Principios de 1886. La obsesión por encontrar oro invade a los ciudadanos de Nueva Zelanda. Walter Moody, joven escocés que ha estudiado Derecho, llega a una pequeña localidad portuaria de Hotitika, en la zona salvaje del país, donde tradicionalmente los colonos europeos recogían pepitas a mansalva. En busca de un lugar donde hacer fortuna, decide acudir al hotel Crown, donde trata de asimilar un suceso traumático sufrido durante su viaje en barco.

Cuando entra en la habitación para fumadores del local, se encuentra con una reunión de las doce personas más poderosas de la ciudad. Debaten qué hacer después de la detención de Anna Wetherell, una prostituta muy enferma relacionada con varios acontecimientos aparentemente inconexos. Un capitán de barco ha ordenado levar anclas y se ha dado a la fuga, el joven buscador de oro Emery Staines, el más adinerado de la zona ha desaparecido, un hombre solitario ha muerto… A Moody se le encomendará reconstruir lo ocurrido.

Crítica de “Las luminarias”, codicia y misterio

Eleanor Catton.

Se distingue por una estructura muy bien trazada (aunque llama la enorme diferencia de extensión entre cada una de las partes), que tiene como hilo conductor la astrología, lo que sugiere que el azar guía a unos protagonistas que viven en una época en la que todo el mundo sueña con hacerse rico por obra de la fortuna de la noche a la mañana. Escribe con un estilo muy clásico, que remite a los grandes novelistas del XIX, como los realistas rusos León Tolstoi y Fiodor Dostoyevski y el británico Charles Dickens.

A pesar de todo, logra una enorme frescura y modernidad, en gran parte por prescindir del típico narrador omnisciente y ofrecer la historia desde los puntos de vista, a veces muy diferentes, de muchos de los involucrados en lo que ocurre. Se cuentan hasta una veintena de ellos, que se autojustifican y se convierten en un momento dado en el protagonista absoluto.

Su punto fuerte reside en la descripción de personajes, todos ellos pintados con solidez, con sus luces y sombras. Aunque resultan tan numerosos que la obra podría resultar confusa (también porque abundan las subtramas), lo cierto es que se trata de un libro bastante accesible, para todo tipo de públicos, también por sus giros continuos. Pero obliga al lector continuamente a pensar y reconstruir una trama que parece a veces un puzzle en el que se deben ensamblar las piezas. A lo largo de sus numerosas páginas aborda multitud de cuestiones, como la pérdida de la inocencia, las miserias humanas y la ambición.