El valor de un diamante se determina según su color, su pureza, su tallado y su peso. Conoce cómo influyen estos criterios en su precio.
Diamantes. Una de las piedras preciosas más buscadas y queridas. Cuando se van a comprar, tal vez lo que más importa es la belleza de la pieza y el dinero que se está dispuesto a pagar. Sin embargo, en muchas ocasiones no se presta atención a otras cualidades, otras características que son las que determinan el precio de los diamantes.
Influencia del color en el precio del diamante
Diamantes – CC-by-sa Ayswaryak
Estos brillantes pueden tener diferentes colores, determinados por las propias impurezas del mineral. Amarillentos, anaranjados, verdes e incluso negros entran dentro de sus posibles variedades cromáticas. Y dependiendo de la intensidad de la coloración del diamante, el valor varía. Los valores más altos se dan, por tanto, en los diamantes incoloros. A medida que su tonalidad se va oscureciendo por las imperfecciones su precio desciende gradualmente.
La escala que se utiliza para los colores de los diamantes usa el alfabeto y comienza en la letra D (para los diamantes completamente transparentes), para acabar en la Z (para los diamantes de color intenso). Por ejemplo, los anillos de compromiso suelen tener una clasificación entre la G y la L.
Sin embargo, puede haber excepciones a esta regla del color en el precio del diamante, ya que algunos de estos, como los azules o negros, pueden tener un precio mucho mayor respecto a lo que les correspondería según esta escala. La razón radica en su rareza y, en ocasiones, en su valor histórico.
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Para comprar diamantes hay que tener en cuenta su pureza
La presencia de impurezas también determina el precio de esta gema. Las inclusiones de otros minerales y las fracturas en la pieza implicarán que el valor del diamante sea menor a medida que tenga mayor cantidad y sean más grandes.
Para ver las inclusiones de los diamantes se utilizan lupas de 10 aumentos, gracias a las que se podrá definir perfectamente el tamaño de la imperfección, su posición y el contraste que tiene con el fondo. Y, como consecuencia, se fijará la pureza del diamante.
El tallado influye en la belleza y el valor de los diamantes
La talla en gemología se utiliza para darle más brillo y vistosidad a las piedras preciosas. Debido a que el tallado se suele llevar una proporción muy importante del diamante en bruto, el tipo de talla y si está bien realizada o no determinará, de forma muy importante, el precio final de los diamantes.
Colección de diamantes – CC-by Swamibu
Brillante, óvalo, pera, esmeralda o corazón son tipos de tallados que se aplican al diamante. Entre estas la más valiosa es la talla brillante, que tiene a su vez varios subtipos y que cuenta, en total, con 57 facetas o caras.
La buena realización del tallado también aplicará un valor añadido a la hora de comprar un diamante. Puesto que las tallas se realizan para que la luz se vea reflejada en las facetas y den un brillo especial a la gema, su mala realización, o un tallado con proporciones que no benefician a la piedra, originará que la belleza del diamante sea menor y, a su vez, su valor disminuirá.
Comprar diamantes: Cuantos más quilates tenga su precio será mayor
La última característica que influye en el precio de estas piedras preciosas es el peso. Este se mide en quilates, de forma que un quilate equivale a 200 miligramos (o 0,2 gramos). Pero no hay que confundirlo con los quilates en los que se mide el oro, ya que son completamente diferentes.
Un quilate se puede dividir en 100 partes, que los gemólogos denominan puntos. Así, a mayor peso, mayor precio. Por ejemplo, un diamante de un quilate puede llegar a ser cuatro veces más caro que uno de medio quilate.
Certificaciones para comprar un diamante
Además, es importante que estén certificados por algún laboratorio de reconocido prestigio y dedicación. La certificación de diamantes ayuda a verificar la identificación de los mismos, tanto su calidad como su origen.
El color, la pureza, el tallado y el peso son los cuatro criterios que influyen en el precio de los diamantes. Y aunque algunos los determina su formación en la corteza terrestre, los cuatro pueden llegar a ser modificados artificialmente, pero solo dos, el peso y la talla, representan, en su modificación, unas buenas prácticas.
