Un 16 de abril de 1828 nos dejaba uno de los mejores artistas que ha dado España a lo largo de su historia. Francisco de Goya y Lucientes demostró un talento innato para plasmar en las artes gráficas y la pintura. A continuación repasamos la vida y obra del pintor maño.
La obra de Francisco de Goya y Lucientes ha adquirido con el paso del tiempo un valor incalculable merced al talento de este artista, natural de Fuendetodos (Zaragoza) para plasmar mediante las distintas artes plásticas como el grabado, el mural, la pintura o el dibujo.
Despunte del pintor
Goya empieza a destacar en el año 1775, cuando empieza a trabajar para la prestigiosa Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara en Madrid. Es entonces cuando el artista maño comienza a plasmar su talento en los distintos bocetos de cartón del que saldrán los distintos tapices posteriormente.
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Sus primeros dibujos destacaban por congeniar la pintura arraigada a las costumbres populares de la época con un toque de frescor y lucidez nunca vistos hasta entonces. De esta etapa del artista destacan obras como El columpio, La gallina ciega, el cacharrero o el quitasol, o La maja desnuda, una de las obras más representativas de Goya.
El estilo marcado por la presencia de colores claros, le hizo ganarse poco a poco el beneplácito de los aristócratas de la época. Su momento más álgido llega en 1799, cuando Goya es nombrado gracias a su talento como Primer Pintor de Cámara de la corte del rey Carlos IV. En 1800 pintará su famosa obra La familia de Carlos IV en la que reproduce con total detalle a la familia del monarca.
De esta etapa son también los famosos Caprichos del artista. Una serie de piezas en las que Goya busca reflejar y ofrecer su punto de vista más crítico con la España más tradicional. Este cambio drástico se va dando en el artista conforme va progresando su sordera, y se ve influenciado por las noticias que llegan desde la Revolución Francesa, que tiene en vilo a toda Europa.
Reflejo de la España de su época
Con la invasión francesa en España, bajo el mando de José Bonaparte, Goya es nombrado por el hermano de Napoleón como pintor de Cámara. El artista maño no dudó en dejar su impronta de esta fase histórica y quiso reflejarlo con dos grandes telas que datan del año 1814. Se tratan de El dos de mayo o La carga de los mamelucos y Los fusilamientos del tres de mayo. Ambos cuadros están en el Museo del Prado de Madrid.
Hacia 1815, con el rey absolutista Fernando VII en el trono, Goya proseguirá con su cargo como primer pintor de cámara. Pero seguirá ofreciéndonos una serie de grabados magníficos como la Tauromaquia en 1816. Obra en la que refleja la crueldad de la fiesta más popular española. Hablando de grabados no podemos dejar de lado su colección denominada Disparates, en las que destacan por ejemplo: El caballo raptor o Disparate desenfrenado.
El artista no quiso dejar de lado la pintura, y siguió ofreciéndonos obras quizás de corte más tétrico y lúgubre como apreciamos en los cuadros titulados Saturno devorando a su hijo o El aquelarre.
Goya pasó el fin de su vida en Burdeos. Fue en la ciudad gala donde falleció el 16 de abril de 1828, con 82 años de edad.
