Entrevista a Javier Divisa. El Franzen español que te cautivará

Extremeño de nacimiento, madrileño por adopción y sarcástico de vocación. Reparte su tiempo entre la moda y la literatura; es crítico literario en Tarántula Revista Cultural, espacio donde también tiene la sección Diario de un Paranoico, y creador de la columna Transiberiano Chamberí en el diario El Cotidiano.

“No me interesa ser la voz de una clase, quiero ser mi propia voz. Y ese es mi contrato con los lectores, ser honesto conmigo mismo.” Franzen. ¿Es esa “libertad honesta” refugio y trinchera de Javier Divisa?

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El novelista Jonathan Franzen.

– Para empezar Franzen debe ser un tipo con suerte, además de muy mercantilista, ni tengo contrato con el lector ni siquiera alegórico, ni le impongo un convenio colectivo de contenido mínimo. Tampoco aquello de Auster y sus fantasmas de diálogo con el leedor, porque igual mientras él lee tú estás dormido soñando con tu vecino, el gordo psicópata. Quiero decir que igual soy un tipo pragmático e inmediato. La conexión llega cuando tú me lo cuentas, y si te hace ilusión un puto contrato, oh qué maravilla, qué química. ¿Libertad honesta? No sé si tanto, piensa que la literatura tiene tanto de impostura como Benzema de tipo sieso, mucho, pero por otra parte existe la farsa leal y justa, análoga a un tiempo y ahí está la franqueza. Creo que te he contestado. Creo.

“Valientes idiotas” viene a demostrar que las expectativas son como el bicho de Kafka. Construcciones individuales muy activas todo el tiempo que cuanto más se alejan de la realidad más nos frustran. “Cuando la vida pretendida es inalcanzable el futuro va intimidando, el muy diabólico.” Helio. ¿Son las expectativas las que convierten a los valientes en sonoros “idiotas”?

– Sí, porque el fracaso idiotiza. Las expectativas son muy zorras, siempre hacen lo que les sale de las pelotas. Ni siquiera son unas olimpiadas. Las expectativas entendidas como esperanza son los grandes juegos paraolímpicos Londres 2012; acabas lisiado o jugando al tenis en una silla de ruedas. La gente que realmente ha nacido con una flor en el culo suele tener al mayordomo de Ferrero Rocher haciendo una pirámide de bombones, y esa gente no tiene expectativas, sino comitivas, pero claro, luego idiotas hay en todas partes, y la expectativa real entendida como necesidad y supervivencia solo pertenece al valiente.

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“María tiene un sentimiento arraigado de envidia porque no tiene la sumisión curtida de una limpiadora ecuatoriana y sí tiene unas cuantas aspiraciones quebradas, básicamente dos, el estatus pretendido y el amor no correspondido.” Helio. ¿Es la envidia la modestia que pone fecha de caducidad a cualquier facción progresista?

– La envidia es connatural a la sumisión, a la inferioridad desde tu percepción subjetiva, y María quiere conducir un Porsche Cayenne embutida en un vestido de Prada, con unas gafas siderales, una diadema de swarovski y unas botas de cowboy. Osea, me entiendes. Ella bastante tiene con Andy y Lucas, el novio inmigrante en la cárcel y el niño negro abertzale. La envida en el mundo de la supervivencia no caduca.

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“Matusalén siempre estuvo ahí. En el siempre de los últimos tiempos. Nos conocimos gracias a la vecindad y nos hicimos amigos gracias al dolor. La vida nos lleva por donde quiere, sin control y con malas noticias… el declive de tantas cosas que merecían la pena.” ¿Tenía razón William Blake al afirmar que “el camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría”?

Bukowski

Charles Bukowski.

– Desde una apariencia hedonista, sí, y así lo creyeron Rubell (Studio 54), el propio Blake como fundador de la locución y los Poetes maudits de Verlain, súper aclamados hoy por los chavales y el hipsterismo. Pero luego ves a Belén Esteban y Kiko Rivera y se te pasa rápido. La cláusula de Blake es tan zagal y adolescente como el fanatismo por Bukowski.

“La miseria viene de la riqueza, son coordenadas.” Matusalén Santander. Un tipo curioso, Matusalén (como el resto de protagonistas).Todos ellos mantienen un denominador común. Saben que “dar pena es condenarse, eso lo saben aquí y en Uzbekistán.” Helio. ¿Crees que la pena es el manido recurso de quien ha agotado las demás estrategias?

– En cualquier caso, la pena hay que dosificarla y seleccionar bien al receptor de tu amargura. Por muy manida y trasnochada que sea la máxima, viene al pelo, es oportuna. Lo peor que se puede ser en la vida es un coñazo. Igual que te abrace tu puta madre ya sería muy heavy y no hay que romper los corazones con tanta facilidad.

“Los cachivaches acaban siendo invisibles, como aquellas castas marginales de la India. Los cachivaches quedan olvidados en un rincón, llenos de polvo, expuestos al maltrato de un niño pequeño, y a la invisibilidad, en la escena de nuestro museo doméstico.” Helio. ¿Crees que la literatura es, en ocasiones, como ese cachivache invisible a ojos de un mercado cambiante?

– Sí. Además de manera notable. Si la protección y la promoción de la novela le pertenece a ti y a tu madre, o tu novia, porque con los amigos todos son risas y con la editorial todo son prisas, el libro no se va a conocer mucho más allá de tu entorno y unos cuantos lectores de estómago agradecido. El problema es que la Champions League muchas veces se la dan a jugadores muy mediáticos que tienen un libro de Vázquez Figueroa encima de la tele, a la autoayuda y a gente que pierda la calma con la cocaína. Este país, como lector y garante de la industria editorial no vale gran cosa. Me chifla ver a las francesas leyendo en metro de París y en las brasseries de Montergueil. Otra dimensión. Muchas gracias Arancha, las preguntas eran muy buenas, espero haber dicho alguna tontería de cierta entidad.

diario de un paranoico

Javier Divisa, genio y figura.

Javier Divisa no tiene desperdicio. Ficciona una realidad, incluso más cercana de lo que pareciera porque como Franzen: “Hay ciertas cosas que la ficción hace mejor que ningún otro medio. El acceso a la vida interior de otras personas, con toda esta riqueza de gradaciones, es algo que solo la ficción puede dar. En la ficción podemos entrar en la mente de una persona y en seis palabras salir y entrar en la mente de otra.”
“Valientes idiotas”… te sorprenderá.

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