¿Cómo educar a niños y niñas en equidad de género? 

La equidad de género tiene que ver con el acceso a las mismas oportunidades para hombres y mujeres. Actualmente, aunque la mujer ha logrado el empoderamiento en muchos aspectos de su vida, siguen existiendo creencias y conductas machistas que provocan muchas situaciones de desigualdad, en donde la mujer tiene la desventaja. De ahí la importancia de educar a los más pequeños y a muy temprana edad sobre equidad de género.

El sexo y el género dan lugar a los estereotipos, que se definen como etiquetas o modelos, estos son características que se les asignan a las personas en función de los roles e identidades que socialmente se les han atribuido a hombres y mujeres.

El sexo es un conjunto de diferencias biológicas y anatómicas, con las cuales nacemos. El género se refiere a las expectativas que tiene la sociedad sobre cómo deben pensar y actuar las niñas y los niños, las mujeres y los hombres, son aprendidas y varían de una cultura a otra.

Los  estereotipos suelen generalizar, distorsionar, describir parcialmente y transmitir ideas simplificadas de cómo son las personas; por ejemplo “todos los hombres son fuertes” “las mujeres son románticas” “para ser una verdadera mujer hay que ser madre” etc.
Los estereotipos se aprenden generalmente en la infancia a través de la socialización de género, desde temprana edad y con el tiempo se cree que son correctos y naturales.

Socialización de género. Como aprendimos a ser niñas y niños.

Los padres tratan de que sus hijos  se ajusten a los patrones de género y refuerzan  positiva o negativamente a través del elogio, la aprobación, el menosprecio o la ridiculización, por ejemplo; “se ve mal que un niño juegue con muñecas” o “¿Quién ha visto que una niña quiera jugar al futbol?”

Los refuerzos son diferentes para niños y niñas, pues mientras a las pequeñas se les elogia más  por su belleza física, a los niños por cuestiones diferentes. En ambos casos, tanto a ellas como a ellos se les reprimen  comportamientos; a las niñas se les fomenta más la dependencia, el servir a los otros y se reprime la actividad física, la iniciativa y se les niega la autonomía; a los niños se les incita más a ser competitivos, líderes, pero también se les niega la expresión libre de sentimientos y no se les tolera la falta de agresividad ni la cobardía.

A medida que los niños crecen adoptan comportamientos por los cuales son elogiados y rechazan u ocultan aquellos por lo que son avergonzados, ridiculizados o castigados. Los estereotipos de género pueden causar un trato injusto o desigual debido al género de una persona y esto se denomina sexismo.

Existen 4 tipos básicos de estereotipos de género que tienen que ver con rasgos de personalidad, comportamiento doméstico, rasgos físicos y ocupaciones, que traen como consecuencia la represión, le negación del ser y la limitación de las potencialidades de cada uno.

Las categorías impuestas por la sociedad con respecto a lo que es masculino y femenino no son realistas porque no engloban cómo los individuos se sienten  realmente.

Todos los hombres tienen rasgos considerados femeninos y todas las mujeres tienen rasgos considerados masculinos.

Roles de género, desigualdad e injusticia.

Los roles asignados por la sociedad a cada género son el fundamento de la desigualdad de poder entre hombres y mujeres, la cual se manifiesta, sobre todo, en la división sexual del trabajo y la exclusión de las mujeres de los mecanismos de poder.

Los roles de género típicos de las mujeres son el de madre y ama de casa y los de los hombres son el jefe de familia y proveedor.

La responsabilidad del hogar y la educación de los hijos recae sobre los hombros de la mujer, lo cual es muy injusto, pues la crianza de los hijos debe ser una responsabilidad compartida, así como las labores del hogar, que no son exclusivas de las mujeres.

Aunque en el imaginario social persiste la idea de la mujer como ama de casa son muchas las mujeres que trabajan fuera del hogar; sin embargo, la integración del hombre al mundo considerado como “femenino” no se corresponde con la integración de la mujer al “mundo masculino” pues los varones siguen renuentes a aceptar su responsabilidad en tareas domésticas y la crianza de los hijos y si lo hacen se considera como una “ayuda” “apoyo” y no como una “responsabilidad” que se asume como pareja.

Equidad de género en la pareja

En el caso de los varones, la idea del hombre como proveedor y jefe de familia persiste mucho en el imaginario social;  que ha traído como consecuencia un manejo y control del dinero que al mismo tiempo, le permite  ejercer un control sobre la mujer y los demás miembros de una familia. Sin embargo; cuando ciertas circunstancias no le permiten desempeñar este papel de manera cabal se produce en ellos un sentimiento de frustración y desvalorización muy grande del que son incapaces de hablar.
Para poder llegar a una equidad de género entendida como el reconocimiento y la valoración de las diferencias entre hombres y mujeres otorgándoles igualdad de oportunidades a todos y todas para el desarrollo de sus potencialidades, habilidades y destrezas, se debe comenzar por cuestionar aquellas creencias limitantes que se asumen como naturales y verdades absolutas y que se desprenden de los estereotipos y roles de género, algunas de estas creencias son:

• Las mujeres son mejores para la crianza de los hijos, debido a su instinto maternal.
• Los hombres son más racionales que las mujeres, y las mujeres más afectivas que los hombres.
• Los hombres tienen mayores necesidades sexuales que las mujeres.
• La mayor responsabilidad económica del hogar debe recaer en el hombre.
• Un hombre no puede cuidar de manera adecuada a un bebé.
• La mayor responsabilidad para evitar los embarazos debe recaer en las mujeres
• Los hombres son mejores que las mujeres para desempeñar labores técnicas.
• Las mujeres faltan al trabajo más que los hombres, debido a enfermedades y malestares propios de su sexo.
• Los hombres están más capacitados que las mujeres para realizar estudios científicos, etc.

¿Cómo lograr la equidad de género desde el ámbito familiar

  • Fomente con el ejemplo: Un padre que colabora en las labores domésticas, que trata a sus hijos e hijas con amor e igualdad, que toma a su mujer como su igual, tendrá una influencia muy importante en cómo sus hijos varones se transforman en hombres y como éstos tratarán a su familia.
  •  Enseñar a los pequeños a expresar abiertamente sus sentimientos: Esto permite romper con los estereotipos que aún prevalecen en la sociedad mexicana, tales como que los niños no lloran, que los hombres deben ser agresivos y que mostrar sensibilidad es sinónimo de debilidad.
  • Cambiar la concepción tradicional acerca de que las labores domésticas son exclusivamente femeninas: Los padres deben fomentar que sus hijos varones asuman las tareas que estaban destinadas exclusivamente a la mujer y viceversa; esto propiciará que los niños y niñas crezcan en un ambiente que favorecerá relaciones más equitativas y solidarias entre ambos.
  • Permitir que el niño elija los juegos y juguetes que le gusten y no los que socialmente se cree que le corresponden: Ciertos juegos y juguetes reproducen y consolidan los roles sociales tradicionales de cada género, encasillándolos y limitando las oportunidades de ambos sexos; permita que el niño elija lo que le gusta.

Si como sociedad avanzamos en la equidad de género, estas actitudes permitirán favorecer la democracia y la igualdad de oportunidades laborales, lo que repercutirá en el desarrollo de la economía de los países, del mismo modo, lograremos una sociedad más abierta, incluyente y feliz.

 

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