Diez consejos útiles antes de pedir un préstamo personal.

Pedir un préstamo personal es una decisión habitual a la hora de financiar ciertas compras de cierta envergadura. Gracias a estos productos bancarios nos será posible acceder a bienes o servicios que, de otro modo y en el mejor de los casos, serían de difícil acceso. No obstante, si queremos que la adquisición del bien o servicio deseado no afecte en demasía a nuestra capacidad económica, la decisión de pedir un préstamo personal debe ser bien meditada. He aquí diez consejos útiles al respecto.

¿Qué es un préstamo personal?

Un préstamo es contrato mediante el cual una persona, el prestamista, cede temporalmente el uso de una cantidad de dinero de su propiedad, o capital, a otra persona, el prestatario. A cambio, el prestatario se obliga a la devolución al prestamista de la cantidad prestada en los plazos y el sistema de pago periódico que se haya pactado en el contrato. Normalmente, el prestatario devolverá al prestamista no sólo el capital prestado, sino que también otras cantidades adicionales en concepto de intereses y otros conceptos.

Esta es una definición somera de lo que sería un préstamo; ahora bien, un préstamo personal es, dentro del extenso mundo de los préstamos, el destinado a adquirir bienes o servicios concretos y normalmente destinado a los particulares. Así pues, gracias a un préstamo personal podremos acceder a una importante suma que de otro modo sería difícil o largo en el tiempo de conseguir y que la podremos ir devolviendo al prestamista en el modo y la forma que pactemos. Esta suma, en teoría, la deberíamos destinar a la adquisición de un bien concreto, por ejemplo, un coche, aunque también la podremos destinar a la adquisición de un servicio en concreto, por ejemplo, un máster universitario.

En pocas palabras, un préstamo personal normalmente se financia a personas para ayudarles en la adquisición de bienes o servicios de alto importe, como pueden ser coches, viajes o reformas y se conceden en base a la garantía personal del o de los titulares y del o de los posibles avalistas de la operación, aunque también puedan incluir otros tipos de garantía, como posibles pignoraciones.

¿Qué documentación nos hará falta para solicitar un préstamo personal?

No existe una regla fija al respecto aunque, aplicando el sentido común, si queremos que se nos conceda un préstamo con nuestra garantía personal, deberemos demostrar suficientemente nuestra solvencia, tanto a nivel de ingresos como de patrimonio:

  • En caso de ser asalariados, presentaremos nuestra declaración del IRPF, ya que en ella se podrá observar nuestra renta anual, nuestros ingresos. Asimismo, presentaremos nuestro contrato de trabajo y también nuestra últimas nóminas. Esta documentación la complementaremos con nuestra vida laboral, que demostrará nuestra continuidad laboral.
  • En caso de ser autónomos, además de nuestra declaración del IRPF, presentaremos nuestras últimas declaraciones del IVA y nuestra contabilidad, para poder demostrar lo que facturamos y ganamos, además de poder demostrar así estar al día en nuestras obligaciones tributarias.
  • Una factura pro-forma o un presupuesto del bien o servicio a adquirir, para justificar nuestra petición.
  • En caso de pagar préstamos a otras entidades, presentaremos los últimos recibos de los mismos, así demostraremos estar al día de pago y nuestra puntualidad en nuestras obligaciones. También es muy importante para poder cuantificar con exactitud nuestros pagos mensuales versus nuestros ingresos, y ello será determinante en la concesión o no de nuestro préstamo personal.
  • Si vivimos de alquiler, recibos y contrato de alquiler. Muy importante por lo mismo del punto anterior.
  • Para cuantificar nuestro patrimonio, no estará nunca de mas presentar una lista de bienes a nuestro nombre, escrituras de posibles propiedades, etc.
  • Todos estos documentos, en teoría, se deberán presentar para todos y cada uno de los titulares o posibles avalistas de nuestra operación a estudiar.

No obstante, el objetivo de este artículo no es explicar de manera técnica y extensa cómo funciona o cómo se concede un préstamo personal, sino dar algunos consejos útiles a la hora de afrontar su petición a nuestra entidad bancaria. Vamos allá, pues.

¿Qué debo tener en cuenta para solicitar un préstamo personal?

Veamos, ya tenemos claro qué queremos adquirir, ya hemos visitado varios concesionarios de coches y ya hemos decidido cuál será nuestra próximo vehículo; o bien, ya tenemos un presupuesto para reformar aquel lavabo tan pasado de moda. Una vez tenemos claro el importe del gasto a realizar, nos vemos en la tesitura de pedir dinero prestado; éste es el momento de reflexionar.

El préstamo personal sirve poder adquirir antes bienes o servicios

Tal y como decíamos, si nos dedicáramos a ahorrar hasta reunir el dinero suficiente, simplemente, o bien no lo conseguiríamos, o bien tardaríamos demasiado en conseguirlo. Por lo tanto, un préstamo personal debería servir para conseguir un bien o un servicio determinado y bien definidos, sin vaguedades.

No pedir un préstamo personal para especular

Uno de los efectos que tuvo el crack de 1929 fue que la compra a crédito de acciones en bolsa confiando en venderlas más caras y la imposibilidad de devolver los capitales prestados cuando las mismas empezaron a bajar provocó la quiebra del sector bancario americano. Gran error, nunca especulemos con el dinero ajeno, pensemos siempre en que lo debemos devolver, ganemos o no.

Seamos conscientes de nuestra capacidad real

Todos tenemos derecho a tener ilusiones. No obstante, endeudémonos en algo que podamos pagar cómodamente, no pongamos en entredicho nuestra estabilidad económica por un capricho. Seamos conscientes de que las cuotas del préstamos las deberemos pagar ahora y en un futuro, seamos previsores.

Evitar financiar el 100% de la compra

Si queremos dar una imagen de seriedad a nuestra entidad bancaria, en el momento de plantear la solicitud de nuestro nuevo préstamo mejor hacerlo teniendo una parte ahorrada. Una pregunta que nuestra banco nos hará con seguridad será, por ejemplo,  “del precio de este coche, ¿cuánto pones tú?“. Evitemos a toda costa contestar “nada“, así daremos una imagen de seriedad y de creer en nuestro proyecto porque, ni uno mismo ya no cree en el mismo, ¿por qué nuestro banco deberá creer?

Ojo a las cuotas mensuales

A menudo sólo nos fijamos en lo que nos tocará a pagar cada mes, y nos olvidamos del resto. Claro que una baja cuota mensual puede ser atractiva pero, cuidado, también está el factor plazo de devolución, esto es, el número de cuotas necesario para agotar nuestro préstamo. Si alargamos el plazo de devolución nuestra cuota baja, cierto, pero también subirán los intereses totales a pagar; seamos sensatos, aceptemos el plazo de devolución que nos dé seguridad y optimice nuestro gasto total, no nos dejemos cegar por un larguísimo plazo que haga que nunca veamos el fin de nuestro préstamo. No olvidemos que todo bien o servicio es perecedero y hasta ese cochazo que queremos hoy comprar pasará de moda; no nos interesará para nada devolver nuestro préstamo en un plazo excesivo de tiempo.

Un préstamo personal no debe comprometer nuestra estabilidad económica

Se trata de un concepto vital, la cuota periódica a pagar debe estar en consonancia a nuestros ingresos fijos mensuales, de manera que nuestros gastos fijos totales, como pueden ser el alquiler de la vivienda, nuestra manutención y el nuevo préstamo, sumados, no deberían exceder de cierto tanto por ciento de nuestros ingresos. Si somos conscientes de este tema, evitaremos sufrir estrecheces o ver cómo nuestra nómina se esfuma a principios de mes pagando todos nuestros recibos.

Conozcamos bien lo que contratemos

Muchas veces, cuanto más fácil es conseguir el préstamo, más alto es el tipo de interés a pagar. Por ejemplo, ciertos préstamos que se contratan de manera telefónica y en menos de veinticuatro horas incluyen tipos de interés muy altos para cubrir posibles impagos. Si queremos contratar un buen préstamo personal, lo mejor será informarnos en nuestra entidad bancaria y que se nos facilite un proyecto claro y conciso de nuestra hipotética operación, con indicación de intereses, comisiones, TAE, etc.

No financiemos lo superfluo

Otra cosa es lo que cada uno entienda como superfluo, y eso dependerá de los gustos y la capacidad económica de cada uno. Con este consejo me refiero a que financiemos bienes o servicios que realmente nos aporten utilidad y que no sean banales. Si queremos adquirir un bien de lujo, como un reloj de alta gama, quizá lo mejor sea ahorrar antes de adquirirlo y así darnos el gustazo con nuestro propio dinero, antes de endeudarnos para conseguirlo. Apliquemos el sentido común, aunque éste no sea otra cosa que “el menos común de los sentidos“.

Nunca estirar más el brazo que la manga

Si lo que queremos adquirir resultaría en una cuota inasumible o dura de pagar, lo mejor es ahorrar un poco y esperar. Nunca perdamos de vista que el préstamo lo deberemos devolver y que nos costará dinero.

Evitar encadenar préstamos

Ciertamente, cada persona puede tener su propia manera de funcionar; en mi opinión, lo mejor puede ser terminar de pagar un préstamo antes de pedir el siguiente, y así evitar el encadenamiento sucesivo de varios préstamos ya que este hecho a veces sucede aprovechando que ya estamos acostumbrados a pagar cierta cuota mensual. Aún así, si lo hacemos, seamos conscientes de que ese pago mensual al que estamos acostumbrados perdurará durante más tiempo y que nuestro endeudamiento aumentará si pedimos un nuevo préstamo. Sobretodo, evitemos situaciones de “bola de nieve“, en las que nuestro endeudamiento crezca sin parar, pensemos que la vida a veces cambia, seamos previsores.

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