Uno de los grandes veteranos del cine de Hollywood echa mano de dos de los mejores actores del momento, Andrew Garfield y Adam Driver, para una fiel adaptación de una novela de Shusaku Endo. Crítica de “Silencio”, de Martin Scorsese.

Crítica de “Silencio”, de Martin Scorsese.

Gran adaptador de libros, Martin Scorsese ha partido de raíces literarias en la mayor parte de su filmografía (15 de sus 25 films). De ahí beben varios de sus mayores éxitos, como “Toro salvaje”, “La edad de la inocencia”, “Uno de los nuestros”, o la reciente “El lobo de Wall Street”.

En esta ocasión aborda la alabada novela de Shusaku Endo, que tiene en el punto de mira desde 1989. Ha contado para el guión con Jay Cocks, antiguo colaborador de títulos como “Casino”.

“Silencio” se estrena en España el 5 de enero de 2017.

Sinopsis de “Silencio”, jesuitas en Japón

La acción transcurre en el siglo XVII, cuando en Japón los cristianos son perseguidos y aniquilados. Los rumores indican que el padre Cristóvão Ferreira, un jesuita que había llevado a cabo una intensa labor misionera en el país nipón, ha apostatado.

Para encontrarle y averiguar si las noticias son ciertas, viajan al lugar dos discípulos de éste, los padres Sebastião Rodrigues y Francisco Garrupe, que contarán como guía con Kichijiro, un nativo que renunció a su fe, tras el asesinato de su familia. Una vez en su destino ayudarán a diversos fieles, los kakure kirishitan (cristianos ocultos), reprimidos por los señores feudales, que temen posibles revueltas.

Crítica de “Silencio”, un Martin Scorsese maduro y reflexivo

No es la primera vez que Martin Scorsese aborda la temática religiosa. Causó una enorme polémica con “La última tentación de Cristo”, donde tejía una mirada terrenal de la vida de Jesús. Pero también trató el budismo en “Kundún”. Se diría que el maestro, que como italoamericano tiene raíces católicas, anda desde hace años en una continua búsqueda de la espiritualidad. Este film –de mayor calado que los dos títulos citados– atestigua que esta inquietud ha ido ganando en hondura y profundidad a lo largo de los años.

Liam Neeson.

Más inspirado de lo que ya de por sí es habitual en él, el cineasta imprime un ritmo pausado, que se agradece, muy distinto al de otras de sus obras, como si quisiera que el espectador se sosegara, para meditar con tranquilidad. El film está lleno de imágenes potentes, como la primera llegada de los inquisidores locales a una aldea entre la niebla, la crucifixión en el acantilado, etc.

Esta vez casi no se utiliza una banda sonora musical, sustituida a lo largo de casi todo el metraje por sonidos ambientales de la naturaleza. La fotografía del mexicano Rodrigo Prieto, de nuevo a las órdenes de Scorsese, se inspira en grabados japoneses, con predominio de grises y azules, consiguiendo un enorme realismo.

Retrata un capítulo de la historia poco difundido en el cine. Además de haber sabido retratar la tenacidad de quienes dedican su vida a difundir unas creencias que consideran importantes, el realizador acierta al plasmar en imágenes las implicaciones políticas de la fe, y también las penurias de la persecución religiosa. Impresiona una secuencia en la que tras haber obligado a los kirishitan a pisotear un fumie (imagen de Cristo o de la Virgen), las autoridades no se fían y piden un gesto aún más evidente, lo que resulta imposible de fingir (no es tan fácil hacer creer a alguien que se ha renunciado a las ideas más profundas).

Sobre todo plantea una inquietante pregunta: ¿Resulta a la larga preferible sufrir una muerte horrible por mantener los principios que renunciar a ellos y torturarse hasta el final? A pesar de todo, se trata de un film que destila cierto optimismo, y sobre todo, rodado a contracorriente, en una época donde casi se diría que tratar con seriedad el tema de la fe, sobre todo la católica, puede ser considerado ‘políticamente incorrecto’.

Mención aparte para los protagonistas, Andrew Garfield y Adam Driver, a un enorme nivel, tras acabar de protagonizar dos grandes trabajos, “Hasta el último hombre” y “Paterson”. Encuentran buen apoyo de la mano de Liam Neeson y sorprendentes secundarios nipones.