“Elle”, del realizador Paul Verhoeven, es un retorcido y solvente thriller erótico que ahonda en la violencia, la venganza y las consecuencias del pasado personal bajo la perspectiva de una mujer con poder. Estelarizan Isabelle Huppert y Laurent Lafitte.
En el transcurso de las décadas, la mujer ha tenido un ascendente desempeño en diversos ámbitos en la sociedad, algunas adquiriendo inclusive un estatus de poder. Desde cargos públicos hasta empresariales, el rol femenino ha sido también fundamental en escenarios regidos principalmente por hombres, muchas veces empoderando sus personalidades para convertirse en seres magnéticos e independientes.
Bajo la perspectiva de la violencia y el thriller erótico, “Elle” (2016), además de presentar a una mujer con dichas características, retrata también a una egoísta empresaria francesa que estará amenazada en su controlado estilo de vida por las inesperadas circunstancias provocadas por un acosador.
Trama de “Elle”: Juego de seducción
Michélle Leblanc (Isabelle Huppert), una exitosa empresaria propietaria de una compañía de videojuegos, es asaltada sexualmente por un desconocido.
A raíz del incidente, realizará una implacable venganza para encontrar a su agresor.
Crítica de “Elle”: Un retorcido e interesante thriller erótico con humor negro
Elle (2016) cinema-is-life tumblr
El realizador Paul Verhoeven, familiarizado con el juego de la provocación erótica en “Bajos Instintos” (Basic Instincts, 1992) y del ridículo en teibol de “Showgirls” (1995), saca provecho de una temática siniestra para dotarla también de un magnético egoísmo proyectado por su protagonista, personaje femenino que se pone de tú por tú con la presencia masculina y que, además, es antipática por su personalidad y sus acciones.
Isabelle Huppert, efectuando una destacada labor como la protagonista, refuerza su destacada trayectoria artística gracias a un personaje que nadie se atrevió en interpretar en Hollywood. Michélle, además de contar con un notorio poder empresarial, somete también a las personas cercanas que la rodean. Fría y calculadora, ejerce su control de manera suspicaz, con una espiral en descenso en la que entabla un affaire con el marido de su socia Anna (Anne Consigny), los hombres la odian y se obsesionan con ella por igual, se mofa del romance de su madre (Judith Magre) y el jovencísimo novio que lleva a cuestas, da rienda suelta a las críticas contra la dominante novia de su noble hijo Vincent (Jonas Bloquet) y coquetea con Patrick (Laurent Lafitte) el marido de su vecina.
La violación que sufre por un desconocido asaltante, turbia en ejecución y atestiguada en diferentes perspectivas que realza el desencadenante inicial de la trama, se aleja del convencionalismo del drama, sin victimizaciones, ni aflicciones ni denuncias de por medio, para desenvolver un oscuro juego psicológico y de implacable venganza.
Verhoeven, apoyado con el guion de David Birke (basado en la novela de Philippe Djian), da rienda suelta a una retorcida postura entre víctima y depredador, donde la primera habla del incidente como algo “sin importancia” ante sus allegados, subsecuentemente entablando una relación con el asaltante que transita entre los roles masoquistas y sadomasoquistas, jugueteando también con la idea erótica de intrusión y exploración. A su vez, el humor negro, reflejado en descabellados momentos que guían a la mujer con el hombre que la acosa, guarda una sátira hacia la violencia doméstica, con el gato como mero espectador del acto mezquino y con el videojuego como el escenario del imaginario humano para recrear fantasías, el abuso sexual y la lujuria.
La ironía, rasgo palpable del realizador holandés en la burla al consumismo y a la prerrogativa de la agresividad de “Robocop” (1987) y de la confrontación de humanos y extraterrestres en “Invasión” (Starship Troopers, 1997), lanza un dardo en “Elle” sobre la ambivalencia de la moral humana. Unos personajes del relato gozan de una excesiva benevolencia que raya en la absurdez y otros, la gran mayoría de ellos, se deslindan de ella para ejecutar acciones rechazadas por la sociedad (algunos considerados como delincuentes) como la mentira, la violencia y la manipulación, guiando a Michélle a una ineludible redención personal.
El retorcido thriller erótico de “Elle”, acompañado por una carga de contrastes de la lucha de poder entre el género masculino y femenino y de la confrontación de los deseos carnales, representa el regreso de Paul Verhoeven en mejor forma, conformado por giros argumentales dignos de memorización.
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