Cómo escribir críticas de cine

¿Crees que tu futuro profesional consiste en escribir profesionalmente críticas de cine? Si crees que tienes mucho que aportar en este terreno, conviene tener clara una serie de puntos a la hora de redactar las reseñas y transmitir lo que piensas.

La labor del crítico comienza con el visionado de la cinta. Algunos recomiendan tener a mano un bloc de notas, y escribir durante la proyección lo destacable. Pero en la práctica no resulta una buena idea, pues escribir a oscuras parece estúpido (luego no se entenderá nada) y encender una linternita requiere un poco de atención. ¿Y si mientras se apuntan cosas nos pasan desapercibidos algunos detalles de las imágenes? Parece mucho más útil sumergirse en la película como un espectador más, dejarse llevar por lo que quiere contar el director  y olvidarse de todo.

Al término de la proyección conviene guiarse por las impresiones generales. Si salimos maravillados normalmente será por algo, y si nos hemos aburrido soberanamente, esto también tendrá su explicación. Se impone reflexionar sobre lo que se ha visto y valorar su calidad. En este punto se debe olvidar por completo cualquier tipo de prejuicio, o sea que normalmente no nos gusten las películas de determinados países, movimientos, géneros o cineastas concretos no quiere decir que ese título en concreto no esté bien.

Aspectos técnicos

“Cómo se cuenta” una historia supone uno de los campos más importantes. A veces, un guión mediocre está narrado con un estilo muy fresco, o con imágenes muy potentes, por lo que se le saca más partido del que parece que iba a tener. O al revés, un buen relato se puede echar a perder por una realización demasiado convencional o fallida. Tiene gran importancia valorar todos los campos, especialmente la fotografía y el montaje, pero cualquier elemento tiene su importancia, por ejemplo si el sonido es malo, la música no resulta especialmente inspirada, el vestuario no es el adecuado, o el encargado de la peluquería es un desastre, eso puede afectar al conjunto en mayor o menor grado.

Escena de la película western "El hombre que mató a Liberty Valance", con el actor John Wayne.

Imagen de “El hombre que mató a Liberty Valance”.

La puesta en escena requiere una enorme atención. Por ejemplo, conviene valorar si es adecuada para lo que se quiere narrar, o sea que un film con un estilo demasiado irreal puede chocar con el cine social que se pretende filmar. Y siempre se debe estar atento a las interpretaciones de los actores, pues es en lo que más van a fijarse los espectadores, incluso aquellos que no tengan grandes conocimientos de cine. ¿Resultan creíbles? ¿Su forma de actuar es la adecuada para lo que se pretende conseguir? Atención a la dificultad de la interpretación, no es lo mismo encarnar a un héroe de acción que sólo corre y reparte puñetazos sin despeinarse que a un travesti enfermo de cáncer que comercializa con fármacos clandestinos, por citar un ejemplo.

Contenido antropológico

Mientras que existe un sector de la crítica que parece prestar únicamente atención al aspecto externo y técnico del film, otro grupo únicamente se fija en “lo que se cuenta”. Lo mejor, guardar un equilibrio. O sea, ambas cosas son fundamentales. Se pueden tener muchas ideas que comunicar, pero éstas caerán en saco roto si no se tiene ni idea de cómo hacerlas funcionar en la pantalla. A veces, sucede lo contrario, virtuosos realizadores cogen un guión completamente vacío y frívolo, y sin embargo consiguen engañar al respetable. Lo normal es que si el film no cuenta nada, por mucha calidad técnica, el que la ha visto se vaya a su casa decepcionado.

En general, no se puede esperar que el cine tenga la profundidad que un ensayo filosófico. De pretender algo así, el film pecaría de pretencioso y aburriría a los muertos. Cada medio tiene sus reglas y limitaciones. En general, en el audiovisual funcionan mejor las sugerencias, de mayor o menor calado. Un ejemplo, las películas de John Ford, especialmente “El hombre que mató a Liberty Valance” expresan mucho, con muy poco.

Pero, ¿resulta este contenido adecuado según nuestra forma de pensar? Ahí es donde el crítico debe mojarse a todos los niveles, incluido su posicionamiento político. El film puede ser muy bueno, pero puede resultar una apología meditada del nazismo (por poner un ejemplo), como los films de Lenny Riefenstahl. ¿Realmente estamos de acuerdo con lo que se nos ha dicho?

Y sobre todo, ¿aporta algo al público? Esto a veces depende del momento. No es lo mismo un film que critica la guerra de Vietnam rodada en pleno conflicto, cuando ya ha ocurrido hace algún tiempo, o cuando acaba de estallar un conflicto parecido, y la opinión pública está conmocionada por el tema.

Redacción del texto y estilo de las críticas de cine

Secuencia del filme "Amor", del cineasta Michael Haneke

Imagen de “Amor”, de Michael Haneke.

A la hora de ponerse a escribir críticas de cine, conviene comenzar con alguna frase que atrape al lector, estilo “Michael Haneke deja acongojados a todos los espectadores”. A veces funciona destacar algún diálogo ingenioso, o contar alguna imagen significativa.

¿Conviene desvelar el argumento? Sí, lo cierto es que el lector espera saber al menos de qué trata la cinta, en líneas generales, por si le interesa o no. Pero cuidado, se impone no adelantar demasiado, y sobre todo, no pasar del primer giro de la trama. Algunos críticos cuentan incluso que el mayordomo es el asesino, y entonces le está estropeando el film al que lee.

El estilo debe ser muy personal. O sea, cada uno tiene su propia forma de escribir, y la crítica es un género periodístico muy personal. Pero claro, los autores también deben adecuarse al medio en el que trabajen. No es lo mismo el audiovisual (de nuevo se impone el “menos es más”) que redactar un guión para una reseña radiofónica, que permite un mayor margen de matización, para internet (no se debe alargar demasiado o  el usuario apretará cualquier link y se irá a otro sitio, se deben tener en cuenta las reglas del posicionamiento SEO, etc.), que en un medio escrito, donde se pueden desarrollar muchas más ideas en un estilo complejo, pues el lector puede detenerse y releer lo que haga falta. También se debe tener en cuenta el tipo de medio para el que se trabaja, no es lo mismo un periódico generalista, que una revista desenfadada o una publicación sesuda especializada tipo “Cahiers du cinema”, cercano (es un decir) a la pedantería.

Consejos prácticos

Conviene tratar de evitar mostrarse demasiado destructivo. A todo el público le divierten las expresiones brutales tipo “¿cómo se pudo rodar esta bazofia?”, sobre todo si se aplica a títulos muy conocidos (los críticos más conocidos en España precisamente son los más descarnados, léase Carlos Boyero o Carlos Pumares). En realidad, resulta muy fácil rellenar el texto con improperios así, y no siempre es justo aplicarlos a un film que ha supuesto el trabajo de muchas personas. Si se aplican descalificaciones conviene justificarlas al máximo. O sea, no temas arremeter contra algún aspecto determinado si piensas que sabes qué ha fallado y puedes explicar por qué.

¿Todo es malo? Siempre suele haber algún aspecto salvable, pues incluso en los mayores desastres al menos una actriz interpreta bien, o un momento está conseguido. Se debe tener en cuenta que muchas veces el texto va a ser leído por los responsables del film, sobre todo si se trata de personas que residen en el mismo país que tú, ya que las producciones se suelen estrenar primero en el lugar de procedencia, para tratar de iniciar después una carrera internacional. ¿Seríamos tan duros con ellos si los tenemos delante? ¿Realmente merece la pena poner a caldo su trabajo sin señalar nada bueno? Ten en cuenta que rodar una película  supone un enorme esfuerzo colectivo y requiere una gran inversión de dinero, por lo que puede resultar bastante injusto descalificar sin un buen motivo.

Escuchar y leer las opiniones de los demás puede ser interesante, pero no fundamental. Obviamente, un crítico debe tener su propio criterio, aunque desentone con el resto del mundo entero. Pero, a veces una exposición bien argumentada puede llevarnos a conclusiones que anteriormente no habíamos valorado.

En conclusión, a veces conviene recordar la frase del crítico (en ese caso gastronómico) Antón Ego en “Ratatouille”: “la amarga verdad que debemos enfrentar nosotros, los críticos, es que cualquier basura es más significativa que la crítica que la califica de esa forma”.

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