Conocer Atapuerca, un viaje en el tiempo

Planear una visita al hogar de este primer europeo es un viaje ideal para hacer con la familia, con los niños, ya que existe junto al yacimiento un centro de interpretación que complementa la visita y que gustará a todos, adultos y pequeños. En las famosas simas, en la brecha de tierra conocida como “la trinchera del ferrocarril”, nos esperan el Homo Antecesor y otros muchos protagonistas de la Prehistoria europea.

Mandíbula y cráneo encontrados en Atapuerca (imagen dominio público)

Mandíbula y cráneo encontrados en Atapuerca (imagen dominio público)

Desde que se encontró (2007) el fragmento de mandíbula que vemos en la fotografía, con una antigüedad de 1,3 millones de años, las investigaciones exhaustivas han llegado a la conclusión de que se trata de un nuevo espécimen homínido, emparentado con el género Homo más antiguo de África, pero también con los caracteres de las mandíbulas halladas en Dmanisi (Georgia), por lo que se concluye perdió parte de su identidad africana y adquirió otra propiamente europea. Estaríamos, probablemente, ante el primer europeo y por eso ha sido portada de la prestigiosa revista “Nature”.

Viajar en el tiempo, un viaje a la más remota Prehistoria

Se puede uno arriesgar y acudir sin reserva, pero eso puede hacer que sólo logre visitar el exterior de la zanja y el parque temático (arqueológico) que hay en los alrededores. Lo aconsejable es que reserve sus entradas a través de la organización turística que se ocupa de las visitas al conjunto arqueológico, con la adquisición de bonos-entradas que le permitirían la más que aconsejable visita al nuevo Museo de la Evolución ubicado en Burgos capital, a 15 kilómetros del yacimiento.

Visitar Atapuerca

Lo más normal para este viaje es utilizar el vehículo propio, aunque trenes y autobuses llegan a Burgos capital desde cualquier punto de la península. Por ejemplo, para llegar a Atapuerca en coche desde Madrid bastará con conducir hasta Burgos por la A-1. Después, la alternativa mejor es tomar la N-I, dirección Vitoria, hasta el desvío a Olmos de Atapuerca, para así acceder a Ibeas de Juarros por la N-120 con dirección a Logroño.

En Ibeas de Juarros está uno de los centros de recepción de visitas al yacimiento, con los autocares de la organización que te llevan (está incluido en el precio de la entrada) hasta las puertas del “desfiladero prehistórico”. Una vez abiertas las puertas del pasado, un guía (que suele ser uno de los estudiantes del proyecto científico que excava cada verano) nos contará con detalle lo que vamos viendo. Tendremos que ponernos un casco de espeleólogo, es obligatorio para la visita, ya que trascurre entre los andamios de las excavaciones.

Turismo cultural y educativo en el parque arqueológico. Visitar Atapuerca

 Si han adquirido la entrada completa, la que incluye una visita al parque arqueológico, no se arrepentirán. Será un viaje al tiempo pasado más remoto de la mano de monitores que le harán participar en las exposiciones y talleres del parque. Podremos saber cómo pintaban las paredes de las cuevas o de los abrigos naturales, se convertirá en un pintor rupestre.

Le enseñarán cómo hacían fuego, sin tener un fósforo o mechero a mano. Le mostrarán cómo se organizaban para cazar, podrán ver cómo de un canto rodado obtenían las más variadas herramientas: hachas, cuchillos y filos de sílex. Si tienen puntería pueden ejercitarse como arqueros prehistóricos; o, más difícil todavía, pueden practicar la caza con lanza.

Jugando a ser Indiana Jones. Visita Apatuerca. 

 Finalmente, si aún les quedan fuerzas en esta exposición de las capacidades del hombre para sobrevivir en tiempos duros y difíciles, podrían convertirse por un tiempo en arqueólogos en el taller de excavaciones. Pueden emular a Indiana Jones con la brocha de investigador, aprendiendo a buscar huesos fósiles enterrados. Ideal para los más pequeños de la familia y… para esos padres con sueños aún de exploradores.

Para mayor información y concertar visitas pueden hacerlo en visitasatapuerca.com

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