Dos magos se enfrentan en el campo de batalla. El mago rojo infesta el tablero de juego con hordas de verduzcos y narigudos seres llamados trasgos. Su poder palidece ante el de su adversario, un hechicero de la escuela blanca y azul capaz de generar clones ilimitados de sus esbirros. La derrota del mago rojo es rápida y brutal. Poco podía hacer el periodista frente a Antonio del Moral, uno de los mejores jugadores del juego de cartas Magic: The Gathering y el primer español en ganar el Pro Tour, su torneo más importante.

Antonio es cordobés y fan del Barcelona. A sus 21 años no ha conocido oficio más allá de Magic, el juego de estrategia con cartas coleccionables que practican más de doce millones de personas en el mundo. En el juego cada jugador tiene 20 vidas y su principal forma de obtener la victoria es reducir a cero las del contrario. Para lograrlo tiene en su baraja diferentes hechizos como conjuros o criaturas.

Antonio obtuvo su primera baraja a los doce años. Descubrió y se aficionó al juego en Tolaria, la tienda Magic de su barrio. Un lugar donde conocer las reglas, reunirse con amigos y competir en sus torneos. Vencer era cada vez más fácil con la ayuda de unos soldados llamados «kithines». Y Antonio o «Charlie» para los amigos, buscó nuevos desafíos. Lo intentó tanto en los regionales como los PTQ (torneos cuya victoria te clasifica para el Pro Tour). Pero al principio no hubo suerte: «En mi primer regional (con trece años) me quedé dormido en casa. No me sonó el despertador y encima el torneo se celebraba en mi tienda. Recuerdo que lloré bastante. En el segundo regional (un año después) me desperté a tiempo pero el ascensor del edificio se rompió y me tuve que quedar dos horas dentro».

Números y Magic Online

Las siguiente pruebas llegarían en el Campeonato Nacional y en Magic Online, la adaptación virtual del juego. Según pasaron los meses, este juego de naipes se convirtió en un hobby difícil de compaginar con sus tareas escolares. Sin embargo, Antonio lo daba todo en matemáticas. Era, al igual que Richard Garfield, el doctor en Matemáticas que diseñó Magic en 1993, un apasionado de los números. «Recuerdo que había un chino en mi clase muy listo. Pero yo le ganaba en matemáticas y nos picábamos para ver quién lo hacía mejor». «En las matemáticas -recuerda su madre- era de diez. El profesor corregía primero su examen y le servía de modelo para corregir el de los demás. Además era muy listo. Mientras que su hermana estudiaba toda la noche y sacaba un cinco pelado, Antonio en menos de dos horas te decía la lección».

Sin embargo, a los dieciséis años dejaría atrás los «piercing» y los estudios (obtendría el graduado escolar un año después) para ser jugador profesional de Magic. «A los dieciséis me dije: estudio, me saco una carrera y luego qué. Tenía a gente con carrera que se había ido de España para trabajar o que lo hacía de camarero. Mi sueño es vivir de las cartas. La vida solo se vive una vez y quiero disfrutarla a mi manera».

Y así, Antonio se entregaría por completo a su sueño dedicándole cada vez más y más horas, hasta catorce o dieciséis al día. «No hacía otra cosa que estar en el ordenador y veía a mis amigos pero porque venían a mi casa». En esa etapa, que duró de los dieciséis a los dieciocho años, engordó unos veinte kilos. «Se puso hecho una pelota -indica su madre-. Ponía el pestillo de la puerta y ahí no entraba nadie.  Le decía: con la edad que tienes ve a la discoteca, tontea con las nenas…».

A su madre nunca le gustó que dedicase todo su tiempo a jugar a las cartas ni tampoco a su hermana mayor: «Ella le decía: eres un friki. Todos los días le tenía torturado. Yo nunca le he llamado friki, lo que siempre le he dicho es que se dedicara a algo y que las cartas lo llevase como un hobby». Sin embargo, no consiguió hacerle cambiar de opinión y pronto se vio rodeada de naipes: «Tengo cartas para empapelar toda la casa. Estoy limpiando el polvo y me encuentro una carta. Le hago la cama, me encuentro cartas. Me llegué a encontrar una entre mis papeles del trabajo».

La absoluta dedicación de Antonio tuvo su recompensa. A los dieciocho logró clasificarse por primera vez para un Pro Tour. Este joven cordobés, que jamás había salido de la Península Ibérica, puso rumbo a la ciudad estadounidense de Seattle para luchar por ser el número uno. Pero no ganó. «El torneo fue muy mal. En la primera ronda me tocó un profesional muy conocido al que gané. Pero perdí todas las siguientes y no pasé al día dos de competición», recuerda Antonio.

La derrota en Magic más dura

Y continuó practicando y clasificándose en más torneos y Pro Tours que tampoco consiguió ganar. Y, entre medias, tuvo que enfrentarse a su momento más duro como profesional: cuando perdió una final en un torneo clasificatorio del Magic Online para competir en el Pro Tour. «Recuerdo que empecé a jugarlo a las cuatro de la tarde de España. Y llegué a la final tras doce partidas consecutivas. La perdí en cinco minutos a las siete de la mañana del día siguiente. Me quedé cinco minutos mirando la pantalla pensando si esto era verdad». «Te comes la cabeza pero luego tienes amigos que te dicen: “Si llegas hasta aquí acabarás ganando, es solo cuestión de tiempo”».

Y así fue. El año pasado ganó el Campeonato Nacional de Magic y el 8 de febrero de 2015, se alzaría en Washington como el primer español en conseguir un Pro Tour. Y lo hizo con la baraja que llevaba utilizando en los últimos cinco años, un mazo basado en la carta «Gemelo Astillado».  Un naipe que, al combinarse con los hechizos adecuados,   permitía al jugador inundar la partida con hordas inagotables de criaturas. 

Con su mazo, Antonio llegó a la final tras superar la «maldición de los cuartos» que sufría todo jugador de Magic español. Hicieron falta cuatro partidas al mejor de cinco para que «Charlie» venciese al estadounidense Justin Cohen y se alzara como el primer español en ganar un Pro Tour. Con la victoria llegó un trofeo, un cheque de  40.000 dólares y  alcanzar el estatus de jugador platino. A partir de ahora, y siempre que reúna los puntos profesionales necesarios, se le costearán los gastos de viajes y estancias allá donde compita. Y se le pagará 3.000 dólares solo por participar.

Desde que ganó, su madre le ve mejor: «Está contento y tiene dinero para sus cosas. Me estoy dando cuenta de que esta es su vida y que si es lo que le gusta tendré que apoyarlo». Tras llegar a lo más alto, Antonio quiere convertirse de cara a dos años en un jugador profesional de póker y se plantea vivir fuera de España. El triunfo le ha granjeado admiradores que le piden hacerse una foto con él y tener su firma en las cartas cada vez que viaja a un torneo.

Y, entre viaje y viaje, aún tiene tiempo para pasarse por Tolaria y saludar a Juan Carlos, uno de sus dueños y responsable de que un Antonio imberbe no abandonase las Magic: «Un día vino con los ojos llorosos a vendernos sus cartas porque decía que no ganaba nunca nada. Veía como amigos suyos ganaban en los torneos y él no. Le convencimos de que no lo dejara, que siguiese jugando. Y mira donde ha acabado».

El mazo con el que Antonio del Moral gano el Pro Tour de Magic

«Azul-Rojo Gemelo Astillado»

Criatura (11)

Conjuro (5)

Instantáneo (14)

Encantamiento (4)

Tierra (24)

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