Alimentos anticáncer y otras leyendas urbanas

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Esta terrible enfermedad tiene asociada multitud de mitos; algunos esconden intereses económicos, otros nacen de interpretaciones erróneas de estudios científicos y otros son productos de la conspiranoia. En ese artículo vamos a tratar los más extendidos y a razonar por qué no son ciertos.

El mito de las dietas ácidas es uno de los más extendidos.

Escala de PH orientativa. Imagen by PinkDeath

Escala de PH orientativa. Imagen by PinkDeath

Según sostienen quienes defienden este mito, las células cancerosas viven y se reproducen mejor en medios ácidos que alcalinos, así pues, si usted consume alimentos alcalinos se protegerá del cáncer (o se curará), por el contrario, si consumes alimentos ácidos estará tendiendo una mano a la enfermedad.

Es cierto que las células cancerosas no pueden sobrevivir en un ambiente excesivamente alcalino, pero el resto de células del cuerpo tampoco. El PH (medida de la acidez/ alcalinidad) de la sangre se mueve en un margen bastante estrecho, tanto es así, que el PH normal de nuestra sangre es de 7.4, y niveles inferiores a 7 o superiores a 7.7 conllevarían una muerte casi segura, ya que fuera de ese rango las enzimas que facilitan las reacciones químicas en las células humanas dejarían de funcionar. Afortunadamente, el PH de nuestra sangre está perfectamente regulado por una serie de mecanismos (entre ellos los deminados “tampón”) que se encargan de compensar los cambios que se produzcan.

Cuando los alimentos llegan a nuestro estómago se topan con un medio muy ácido (PH entre 1,5 y 3,5), posteriormente pasan a los intestinos donde son neutralizados y absorbidos, es por ello que el PH inicial de los alimentos que ingiramos resulta irrelevante.

La dieta a base de los denominados “alimentos anticáncer” resulta tan popular como errónea.

Si introducimos los términos “dieta anticáncer”, encontraremos centenares de páginas que recomiendan determinados alimentos e incluso ofrecen recetas “anticáncer”, algunas incluso aluden a estudios científicos para justificar sus afirmaciones.

El gran problema es que son estudios realizados en condiciones de laboratorio; que una sustancia determinada ofrezca ciertos resultados “in vitro” no implica necesariamente que se comporte igual “in vivo”. Para ilustrar de forma clara la afirmación anterior vamos a recurrir a un ejemplo: si usted pone sobre una mesa tejido canceroso y lo rocía con un generoso chorro de ácido sulfúrico, es seguro que destruirá el cáncer, y la mesa, e incluso el suelo. Si bien el resultado del hipotético estudio sería un 100% de éxito, nadie en su sano juicio recomendaría a una persona que sufre cáncer ingerir el mencionado ácido como cura.

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Otra de las ideas más repetidas y erradas es que el cáncer es una enfermedad moderna.

Hay quien afirma que el cáncer es una enfermedad de reciente aparición y creada por el ser humano, pero la realidad es bien distinta; las primeras descripciones que se conocen de esta enfermedad tienen varios miles de años de antigüedad y provienen de las culturas griega y egipcia, pero las evidencias al respecto no se limitan a descripciones, también se han encontrado restos humanos de hace 3.200 años con metástasis.

Pese a todo, hoy día los casos de cáncer son más comunes que en épocas anteriores, esto se explica por el aumento de la esperanza de vida; cuando vivíamos en cavernas no superábamos los 30 años, actualmente alcanzamos los 70-80. Si atendemos a las estadísticas, el 36% de los cánceres son diagnosticados a personas con 75 años o más, por tanto, es lógico que esta enfermedad (y otras como el alzheimer), sean más comunes en nuestros días que cuando apenas superábamos la adolescencia.

La quimioterapia es eficaz contra el cáncer pese a lo que algunos medios publican.

Por desgracia, la quimioterapia no presenta un 100% de probabilidades de éxito, no obstante, sigue siendo una de las mejores herramientas disponible para hacer frente al cáncer. La idea de que la quimioterapia hace que el cáncer sea peor nace de la interpretación errónea de un estudio científico, así podemos encontrar titulares como “Estudio accidental descubre que la quimioterapia hace que el cáncer sea mucho peor”.

Cuando acudimos al estudio real, encontramos que lo que realmente dice es que la quimioterapia promueve la resistencia del tratamiento en el cáncer de próstata por culpa de una proteína llamada WNT16B. Es decir, que en un mismo paciente la quimioterapia pierde eficacia frente al cáncer tras cada tratamiento. Podemos hacer una analogía con lo que ocurre en las infecciones bacterianas y el tratamiendo con antibióticos; en determinadas circunstancias las bacterias se hacen resistentes y estos pierden su eficacia, lo que no equivale de ninguna manera a realizar afirmaciones como “los antibióticos hacen que las infecciones bacterianas sean mucho peores”.

Probablemente estos cuatros mitos en torno al cáncer sean los más comunes, pero existen muchísimos más, algunos son fáciles de detectar porque resultan extraordinariamente rocambolescos, otros aparentan tener cierta lógica, en cualquier caso lo mejor es acudir a nuestro médico y plantearle cualquier inquietud o duda que tengamos.

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