10 mitos y mentiras sobre la alimentación de los gatos

No te creas todo lo que escuches por ahí en relación a los mininos. Circulan numerosas leyendas urbanas sobre lo que comen, algunas de ellas incluso peligrosas para su salud. Hemos recopilado 10 mitos y mentiras sobre la alimentación de los gatos que debes conocer.

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Existen falsas creencias a mansalva relacionadas con los felinos. Por ejemplo, se cree que siempre caen de pie, o que cruzarse con un gato negro trae mala suerte. No son más que paparruchas.

Si preguntas qué comen a personas que no están acostumbradas a convivir con ellos, probablemente contesten que les apasiona el pescado, o que deben beber mucha leche, porque lo habrán visto en los dibujos animados. Pero en realidad esto es totalmente erróneo.

Puesto que lo que comen resulta muy importante para su desarrollo y para su salud, conviene informarse sobre las falsedades más extendidas, a fin de evitarlas. Por esta razón, repasamos los 10 mitos y mentiras más extendidos en torno a la alimentación de los gatos.

10 mitos y mentiras sobre la alimentación de los gatos

Hemos recopilado las falsedades más conocidas, a título orientativo. En caso de duda, conviene consultar con un veterinario.

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1. Las sobras de comida son malas para el gato. Posiblemente la falsedad más extendida. No es cierto que lo que estamos comiendo nosotros mismos necesariamente vaya a ser perjudicial para el organismo del gato. En realidad se trata de un bulo propagado por numerosos estudios misteriosamente financiados… ¡por compañías que venden pienso para gatos! Pueden ser negativas las salsas los dulces, las espinacas y los pimientos, pero por otro lado las verduras, los huevos, el queso y la carne resultan beneficiosas si se realiza un esfuerzo para que tengan una alimentación equilibrada.

2. Los gatos comen de todo. Carnívoros, en realidad pueden ingerir bastantes cosas. Pero existe una serie de alimentos peligrosos para ellos. Se deben evitar el chocolate y café (por su contenido en cafeína y teobromina), los huevos crudos (pues contienen avidina, una sustancia que impide la absorción de la vitamina B), las uvas y pasas (que derivan en insuficiencia hepática o renal), la cebolla y el ajo (que producen anemia hemolítica), y los dulces y chucherías, pues están compuestos de altas cantidades de azúcar, que a largo plazo producen diabetes tipo II, entre otras enfermedades.

3. Al gato le viene bien comer pescado. Tradicionalmente siempre se ha representado a estos animales comiendo atún, y es cierto que a la mayoría les apasiona el olor de este alimento. Pero se debe tener en cuenta que son cazadores terrestres, por lo que no debería ser la base de su alimentación. Pueden comer pescado crudo, hervido o cocido, pero sin excederse, o sea que si lo consumen a diario tendría repercusiones negativas. Se debe tener cuidado con que ingieran demasiadas espinas, pues podrían dar lugar a una perforación estomacal.

4. A los gatos les apasiona la leche. Esto se ha convertido en todo un tópico de la animación, pero en realidad sólo la necesitan cuando son cachorros. De adultos algunos desarrollan intolerancia a la lactosa, por lo que les sentaría fatal, ya que les produciría problemas estomacales, diarreas, dolores abdominales o náuseas.

5. Los gatos siempre se dosifican su comida. Ciertamente, tienen más cabeza que otros animales domésticos, como los perros, que se comerían todos los alimentos que tengan a mano, aunque revienten. Los mininos tienden a dejar parte del contenido del plato, para ingerirlo más tarde, cuando tengan hambre, y si se les deja la cantidad necesaria para dos o tres días lo repartirán. Pero cuidado, porque si un gato doméstico pasa muchas horas aburrido, sin compañía, comerá de más, y acabará sufriendo problemas de obesidad. Para evitar esto existen comederos automáticos, y numerosos accesorios para gatos que les mantendrán ocupados y distraídos, sobre todo los juguetes.

6. Se les debe dejar comida a su disposición todo el día. En realidad, cuando viven en estado salvaje los gatos no tienen acceso durante las veinticuatro horas del día a la comida, sólo cuando cazan. Si en un piso les ponemos siempre algo para picar, acabarán con sobrepeso.

7. Los huesos son peligrosos. Sólo se debe vigilar que no se coman los que proceden de alimentos cocinados, ni de aves, ya que son propensos a astillarse. Pero un hueso de carne cruda de otros animales no revierte ningún peligro.

8. Sobrealimentarlos es bueno. Se pensaba que la obesidad era síntoma de buena salud, pero en realidad conlleva grandes riesgos, como en el caso de los humanos, ya que podría producir enfermedades cardiovasculares, diabetes, artritis, hipertensión, asma, desórdenes gastrointestinales, enfermedades del hígado, de la piel, y problemas en la reproducción.

9. La comida semihúmeda puede suplir a la carne. En realidad sólo lo parece, porque está fabricada con colorantes y sabores artificiales, en realidad deja que desear, viene a ser el equivalente para animales de la comida basura de los humanos. Lo barato sale caro, pues los alimentos de poca calidad pueden producir problemas que a largo plazo obligará a pagar al veterinario.

10. Las croquetas secas y las golosinas mejoran su salud dental. Uno de los errores más extendidos, pues en realidad contienen ingredientes que pueden causar problemas en los dientes.

 

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